Los galardonados de este año, Paul Milgrom y Robert Wilson, han estudiado cómo funcionan las subastas. También han utilizado sus conocimientos para diseñar nuevos formatos de subasta de bienes y servicios que son difíciles de vender de forma tradicional, como las frecuencias de radio. Sus descubrimientos han beneficiado a vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo.
La gente siempre ha vendido cosas al mejor postor o se las ha comprado a quien hace la oferta más barata. Hoy día cambian de manos en las subastas objetos que valen sumas astronómicas de dinero, no solo objetos domésticos, arte y antigüedades, sino también valores, minerales y energía. Las adquisiciones públicas también se pueden realizar como subastas.
Utilizando la teoría de la subasta, los investigadores intentan comprender los resultados de las diferentes reglas de licitación y precios finales, el formato de subasta. El análisis es difícil, porque los postores se comportan estratégicamente, en base a la información disponible. Toman en consideración tanto lo que saben ellos mismos como lo que creen que saben otros postores.
Robert Wilson desarrolló la teoría de las subastas de objetos con un valor común, un valor que es incierto de antemano pero, al final, es el mismo para todos. Los ejemplos incluyen el valor futuro de las frecuencias de radio o el volumen de minerales en un área en particular. Wilson mostró por qué los postores racionales tienden a colocar sus ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común: están preocupados por la maldición del ganador, es decir, por pagar demasiado y perder.
Paul Milgrom formuló una teoría más general de las subastas que no solo permite valores comunes, sino también valores privados que varían de un postor a otro. Analizó las estrategias de licitación en varios formatos de subasta conocidos, demostrando que un formato le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los postores conozcan más sobre los valores estimados de los demás durante la licitación.
Con el tiempo, las sociedades han asignado objetos cada vez más complejos entre los usuarios. En respuesta, Milgrom y Wilson inventaron nuevos formatos para subastar muchos objetos interrelacionados simultáneamente, en nombre de un vendedor motivado por un amplio beneficio social en lugar de ingresos máximos. En 1994, las autoridades estadounidenses utilizaron por primera vez uno de sus formatos de subasta para vender frecuencias de radio a operadores de telecomunicaciones. Desde entonces, muchos otros países han seguido su ejemplo.
“Los galardonados en Ciencias Económicas de este año comenzaron con la teoría fundamental y luego utilizaron sus resultados en aplicaciones prácticas, que se han extendido por todo el mundo. Sus descubrimientos son de gran beneficio para la sociedad”, dijo Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio.
Ilustraciones, Johan Jarnestad / Real Academia Sueca de Ciencias