Uno de los aspectos más extravagantes de los medios de comunicación en el Perú, es que cualquier imbécil se las da de periodista y escribe, habla o lee lo que quiere transmitir en las pantallas, pero como manipulación hacia los demás, en vez de no hacerlo y dedicarse a su oficio, así de simple. Y es que, en los medios, se ha hecho común tener un poco de basura, un poco de excremento, bastante de ignorancia, abundante imposición de la moda del absurdo y demasiado de farandulerismo, pero tener periodistas, ejercer el periodismo, casi bajo cero o los ponen en la congeladora para resumir “noticias”.
Así como la política ha dejado de serlo, el periodismo le siguió con pasos enormes y sin rubor, transitando de la mano por los senderos de la corrupción, venta de titulares, alquiler de contenidos, sociedad de perversiones y juego de traiciones. Ambos, política y periodismo han denigrado sus orígenes y responsabilidades, cambiando los principios inspiradores por las ruedas del clientelismo y el camino de la perfidia que deja unos cuantos miles de soles en el sucio bolsillo de la redacción activista, militante del odio, con la izquierda del odio.
Hoy en día la prensa, los medios de comunicación, no informan, hacen sus “tomas”, sus arrebatos, sus violentas frases y manifestaciones de discordia promoviendo el odio con una abnegación criminal, totalmente consecuente con quienes dirigen esos ventiladores de violencia, esa prensa inútil y carcomida por el resentimiento, “algo nada que ver” con lo que alguna vez “fue”.
Con sus momentos y con sus motivaciones, El Comercio dejó de ser “el Decano” de los diarios, para conocerse como un compendio breve de hechos intrascendentes y opiniones poco menos que leíbles, matizadas a veces por alguna letra ilustrada, pero nada que haga decir como alguna se afirmó con interés cierto: “quiero leer lo que dice El Comercio”.
En otro ángulo, La República, que tenía un marcado sentido de su deber y su militancia, sucumbió a la inclinación por el poder ignorante y se alió a los más corruptos gobernantes del país y de algunas regiones y de ciudades llenas de escándalos por sus gestiones con el dinero público. Sólo trae búsquedas de gritos de odio y siembras de violencia política. Tiene en su lista de cooperadores a militantes “expatriados” de otros medios (algunos ya quebrados o en proceso de serlo).
Hemos señalado dos malos ejemplos de lo inmensamente malo que es la prensa hoy en día y podríamos seguir y seguir enumerando más malos ejemplos, pero usted los conoce, ya no los mira porque da asco leerlos. Tal vez uno que merece decirle algo por sus delicadezas, es el pasquín más ruin y abyecto de todos, algo “en sus trece”, una caverna de la peor ignominia y fanatismo en manos de un desequilibrado que se mira en el espejo y se besa adulándose, un trastornado y pequeño odiador que ha hecho del periodismo, un paredón de fusilamiento contra todos, inclusive contra él mismo, que transitó algún tiempo por veredas limpias.
Ustedes lo saben, pero es bueno recordarlo: la prensa no informa, hace su “toma” de esquina, de mala muerte, de odio y más violencia. A esa prensa, hay que enterrarla definitivamente.
Imagen referencial en alusión al finde toda violencia, en la obra de la artista sueca Carolina Gynning “Fly free for peace”

