Es muy interersante leer las declaraciones de la señora Dina Boluarte al cumplirse un mes más de su gestión en la presidencia de un país sin rumbo, sin agenda de gobierno y sin destino claro sobre la continuidad del período que a ella le toca cumplir por mandato constitucional, o al que le toca renunciar por mandato de su palabra y conciencia, si aún la sostiene, cosa complicada porque le ha gustado las mieles del poder temporal.
Dijo que renuciaría si era vacado Castillo, dijo que llamaría a elecciones para el 2024 en el mes de abril, anunció que podrían ser este 2023 inclusive y así, una y otra vez varias versiones de una mentira presidencial. ¿Porqué fue mintiendo cada vez más y alejando cada vez más la fecha que ella iba presentando? Para mecer, para cubrirse, para engañar a todos y para ir armando su telaraña de defensa y redes de apoyo en la alianza de contunidad del mandato hasta el 2026 y quizás, un poco más, quizás, mucho más, porque lleva una vena autoritaria que puede hacerla llegar a la vena dictatorial.
Boluarte es una política confusa pero no tonta, tiene un peón interesante en Otárola y éste juega bien con una especie de cambio de fachada en sus antecedenbtes y los de la Boluarte, porque ahora son vistos bien por la derechita cobarde, vistos bien por una especie de centro político de acomodados consultores y asesores externos permanentes con cada gobierno, “entendidos y acompasados” por una caviarada que no reniega de sus pasados, sino que se siente ingresando en otra faceta con Boluarte, como todos estos de la derechita cobarde, un centro de acomodos y los clásicos caviares de urgente alquiler (peleados con caviares del círculo anterior del MIDIS, TV Perú, Ministerio de Cultura, de la Mujer y Ambiente), que decían lo mismo incusive con Castillo, a quien le daban “el beneficio de la duda” -frase tan tonta y tan peruana para dejar que hagan lo que quieran los tramposos y los que se visten como ignorantes, siendo también criminales-, pero así es el Perú cuando se paga por tener a arrodillados como socios.
Boluarte es una persona que se deja guiar por sus influenciadores del tiempo pre electoral, con los que en algún momento planificó “lo que sería si Dina entra, si sale Pedro”… y ocurrió así, con su empujoncito desde la vicepresidencia que fue puliendo en cada viaje y actividad (también como ministra de una cartera con un gigantesco presupuesto, con lo cual fue armando redes de tratos y pactos hacia el congreso). Dina ya pensaba en asumir desde antes, pero le daba miedo “al día siguiente”, ya que su relación con los medios nunca fue positiva y su manejo ministerial poco menos que enredado, ineficiente y sin resultados que pudieran decirse elogiables. Por ello, contar con Otárola y el grupo que éste le fue organizando, es un “gracias y pide lo que quieras”, pero hay un detalle que no han controlado ni podrán manejar: las muertes por la excesiva violencia en las protestas, de también excesiva violencia.
Ese detalle está fuera de Boluarte, Otárola, sus socios desde el Congreso, algunos medios “y expertos en crisis” o fanfarrones de la manipulación en la comunicación política que creen ilusamente que si Boluarte va de viaje fuera del país -siendo inconstitucional, y por eso ha nombrado un consejo consultivo de supuesta validación constitucional que carece de legalidad en sus opiniones- y si viaja, lleva regalos y promesas, firmas de acuerdos lesivos al país y contratos de porcentajes comisionables, cree que a nivel internacional le van a perdonar ese antecedente que puede llevarla ante la Corte Penal Internacional, tanto como se lo merece su socio, repetimos por enésima vez, su socio Vizcarra.
Como pueden ir entendiendo, desde el Congreso no le diran nada a Boluarte, van en el mismo viaje, porque parece que la competencia por gastar es una obsesión palaciega y congresal, en la que Dina y el capitán guiliams están de acuerdo, para dar y recibir medallas y condecoraciones que nadie les reconoce.
Tenemos un congreso para el cual los calificativos no existen para su condena perpetua, tenemos un gobierno donde la vida de los niños, de los enfermos por dengue o tuberculosis no importa, donde la Familia ya es un féretro sellado por la indiferencia, “un congreso del cogoteo y el torteo” y finalmente, estamos en el nivel ridículo de escuchar y leer que para el gobierno y el congreso, vivimos en un país sin crisis.
¿Qué es lo peor de todo? Que no hay oposición política, que no hay líderes políticos.