María Agustina Rivas López: Ese era el nombre de pila de la religiosa peruana del Buen Pastor, beatificada el pasado sábado en la misma plaza donde fue asesinada en 1990, en la localidad de La Florida, ubicada en el Vicariato amazónico de San Ramón.
En representación del Papa para esta ceremonia – que se desarrolló en los exteriores del templo – estuvo el Cardenal venezolano Baltasar Porras, quien destacó la humildad de la religiosa y su deseo de servir a los demás, su amor por lo pobres y su devoción a la Virgen y a San José desde temprana edad.
El martirio de esta religiosa torna patente “la insensatez de la violencia, el crimen, la injusticia y la maldad de las ideologías en las que la vida humana no significa nada. El uso indiscriminado de las armas sólo deja muerte y desolación; no resuelve los problemas reales de la convivencia humana”, en palabras del purpurado.
“Pertenezco a la Congregación del Buen Pastor y el Buen Pastor nunca abandona a sus ovejas”. Con estas palabras la misionera Sor María Agustina Rivas, más conocida como “Aguchita”, emprendió su viaje a la selva central del Perú, al servicio de los más necesitados.
En 1987, la misionera se embarcó en un viaje a la selva central para atender a los más necesitados de La Florida, una zona fuertemente afectada por el terrorismo, ubicada en la provincia de Chanchamayo, en la región de Junín. A pesar de que varias hermanas intentaron persuadirla de que no fuera, considerando los muchos peligros, Aguchita estaba decidida.
Trabajó casi toda su vida en Lima
La hermana “Sor Aguchita”, que así se la conocía, nació en Coracora en la provincia de Ayacucho, y teniendo aún corta edad fue a estudiar en una escuela de las Hermanas del Buen Pastor. Entró luego a la comunidad e hizo sus votos solemnes en 1945.
Trabajo como educadora, catequista y enfermera en Lima, hasta que su comunidad la trasladó a la misión que mantenía en La Florida, colaborando así especialmente en la educación y la salud de los indígenas.
“Con los gritos: ¡Viva Marx, Mao, Lenin, presidente Gonzalo! ¡Ejército guerrillero comunista peruano! miembros del partido comunista Sendero Luminoso acostumbraban llegar de imprevisto a nuestros poblados. Disparaban, entraban enmascarados, pintaban muros y de vez en cuando dejaban muertos y heridos. Un día nos visitaron sin máscaras. Eran tres jefes de 27 a 30 años. Dijeron que no nos preocupáramos, que nuestro trabajo era digno de respeto. Eran tiempos de elecciones. Fuimos a Lima para estudiar algunos cursos, a hacer el retiro”, narró cuando aún estaba en Lima.
La hora fatal llegó el 27 de septiembre de 1990
Al pueblo de La Florida llegó un grupo de aproximadamente veinte jóvenes, incluyendo niños de 10 a 12 años. Todo el pueblo fue obligado a salir hacia la plaza a empellones e insultos. Ella estaba haciendo dulces con unas niñas. Una “combatiente” del grupo senderista la vio y la obligó a ir a la reunión.
María Agustina le dijo que primero tenía que apagar la cocina. La terrorista le dijo al jefe senderista que ella no había obedecido sus órdenes. El jefe del grupo le ordenó a salir al frente y colocarse al lado de las personas cuyos nombres estaban en una lista que parecía haber sido elaborada con alguna intencionalidad previa. La asamblea -es decir, las arengas y el discurso violento y lleno de ira- duró una hora.
El jefe del comando de aniquilamiento habló sobre el partido comunista Sendero Luminoso y las acciones que venían efectuando, castigando a los traidores y a los que se se unen a ideas de Paz. Al final, leyó la lista de las cinco personas que serían ejecutadas “por crímenes contra el pueblo”, allí citaban el nombre de la hermana Luisa, de la Congregación del Buen Pastor. Como la hermana no estaba le dijeron a ‘Aguchita’: “Tú pagarás por ella, son la misma escoria”.
La acusaron de “trabajar con los asháninkas”, “hablar de paz y no hacer nada”, “distraer a las niñas con caramelos” y otros supuestos “delitos” que les hacían resistirse a integrar los batallones del partido comunista Sendero Luminoso.
María Agustina estaba paralizada, miraba a los pobladores sentenciados como ella a morir, no tuvo ni una oportunidad de hablar y expresar alguna palabra, juntó las manos y quiso arrodillarse, pero le flaquearon las piernas. Una mujer de unos 17 años se puso delante de Aguchita, la miró con un odio exacerbado por las arengas de sus camaradas y le disparó cinco balazos.
Además de la hermana Rivas, entre 1990 y 1991 fueron asesinados por el partido comunista Sendero Luminoso la Hna. Irene McCormack, australiana, de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, y los padres Michal Tomaszek, Zbigniew Strzalkowski y Alessandro Dordi, en la región de Ancash. Los sacerdotes fueron beatificados en el 2015.
Para tener en cuenta:
María Agustina Rivas López (Coracora, 13 de junio de 1920 – Pichanaqui, 27 de septiembre de 1990), conocida como Aguchita, fue una religiosa peruana de la Orden de las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor, dedicada a los niños y a los nativos. Fue víctima de la lucha anticatólica liderada por la organización terrorista del partido comunista Sendero Luminoso. Reconocida como mártir por la Iglesia Católica, fue beatificada el 7 de mayo 2022.
Con información de Vatican News, MDP, Agencia Andina y Gaudium Press