Dos ladrones se peleaban por un billete de 100 soles luego que la víctima tuvo que entregarlo a cambio de tranquilidad. Uno de los pillos le dijo al otro que como él fue quien ideó el atraco, le correspondía la mayor parte. Su colega de hurtos aceptó; a pesar que la fuerza bruta era su mejor arma, reconocía que el cerebro no le pertenecía.
Entonces acordaron partir el billete: el fuerte se llevaría 2/5 y el genio macabro 3/5.
Con una tijera hicieron el corte respectivo y listo, se fueron a gastar el dinero mal habido. Como las partes de un billete no valen nada separadas o dañadas, ninguno tuvo nada, pasaron vergüenza y le echaron la culpa a la víctima “por engañarnos con un billete falso”
Eso es la historia que quieren hacer los extremistas con la Minería formal en el Perú, al quitarle a quien invierte, arriesga, emplea y produce, una parte de la propiedad y luego dedicarse a su tonto proceder dilapidando el dinero.
Hace muchos años en el Perú vivimos algo similar con la “propiedad social” y la “comunidad industrial” que más allá de semejanzas o diferencias eran lo mismo: “cómo quitarle al privado en nombre de lo público”
En minería, nada está más a la mano que la forma en que se provocan y promueven los conflictos, cuando se afirma –por ejemplo- sin pruebas, que “se van a secar los ríos”.
Ningún río se ha secado por la Minería formal; en cambio en Madre de Dios, la deforestación y contaminación de la Amazonía es evidente a causa de la ilegalidad, el delito y la corrupción. Esa forma de explotación minera ilegal, trae además redes de prostitución infantil, ausencia de derechos laborales y carencia de pensiones futuras, maltratos físicos, accidentes graves irreparables y violencia constante.
Pero el ojo del Estado no observa el delito -al contrario-, castiga el éxito. Y para hacerlo, amenaza diciendo sin ninguna razón que las empresas deberían regalar un porcentaje de la propiedad empresarial (acciones) a las comunidades de la zona.
Pero ¿Acaso no pagan impuestos las empresas mineras formales? ¿No tienen rigurosos estándares de cuidado del ambiente? ¿No pagan utilidades y reinvierten sus ganancias en buenos porcentajes? Y todo ese dinero –que suma miles de millones cada año- ¿Lo invierte el Estado o los Gobiernos Regionales en infraestructura productiva, generación de oportunidades y desarrollo?
Muchas Comunidades son ejemplares en sus decisiones al trabajar de la mano con empresas mineras para generar esfuerzos empresariales con asesoría y soporte privado: servicios de alimentación, hospedaje, limpieza, transporte de personal, movimiento ligero de tierras, talleres artesanales, etc.
Esas Comunidades no tienen problemas y les dicen a los extremistas que se vayan antes que los echen porque no quieren más engaños ni manipulaciones de ONG “ambientalistas” ni de políticos frustrados.
Pero aún existen flancos donde se infiltra el odio, el resentimiento y la violencia para hacer que el país retroceda, que las inversiones se paralicen y que la pobreza crezca como caldo de cultivo electoral permanente.
¿Quieres acciones, o quieres impuestos bien administrados? ¿Quieres una parte del billete o generar tus ingresos de forma honesta?
Exígele al Estado que no se comporte como el ladrón que corrompe su botín y que te devuelva lo que te quita con obras visibles, acciones concretas y decisiones firmes en defensa de tu Libertad.