Hace casi 68 años, un 26 de julio, un grupo de cubanos encabezados por Fidel Castro intentó tomar por asalto el cuartel Moncada, fracasando en ese intento. Decían ser “revolucionarios y luchadores por la libertad”.
“Tras fracasar el asalto al Cuartel de Moncada, Fidel Castro logró huir y se escondió en una finca próxima a Santiago de Cuba. Una semana más tarde, Castro se entregó a una patrulla del Ejército, tras interceder a su favor el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Enrique Pérez Serantes, que le garantizó el respeto a su integridad física”
Castro fue detenido y sentenciado. En aquel juicio diría en su descargo que “la historia lo absolvería”. Tras 22 meses en prisión fue amnistiado y seria acogido en Estados Unidos. Grave error de los estadounidenses, que cobijaron a quien años más tarde causaría enormes problemas y daños a América, convertiría en una isla-prisión a Cuba, asesinaría a miles y desde Cuba intentaría propagar el terrorismo en otros países.
El Perú no escapó de esas garras comunistas. Incluso las propias Naciones Unidas lo invitaron a hablar en su seno y decenas de ingenuos fueron a aplaudirlo y a tomarse fotos con el asesino Castro, tan ingenuos como algunos periodistas, empresarios y sacerdotes que apañan hoy en el Perú a los comunistas y a su “líder”.
Recordamos este pasaje de la Historia para no olvidar lo qué es el comunismo. Tras el triunfo castrista, tras prometer elecciones y libertad, Fidel y su cúpula sometieron a Cuba a una oprobioso esclavitud que lleva más de 62 años. Chávez en Venezuela fue su émulo y hoy el Perú corre peligro de ser otra “Cuba”. Los comunistas juran cumplir su palabra y ya sabemos que no es cierto. ¿Por qué tendría que ser diferente hoy en el Perú? No hace mucho el comunista Castillo juró defender la Constitución y a cada momento repite que no lo hará.
El comunismo es una suerte de sainete escrito con sangre y lágrimas de millones de sus víctimas. Es una farsa de promesas y frases altisonantes como la de Castro o de melodías convertidas en himnos que han animado a miles de asesinos.
Muchos peruanos han caído en esos cantos de sirenas. Desde los movimientos subversivos de los 60s, en el Velascato y en los años del terrorismo de sendero luminoso y el MRTA y por cierto en procesos electorales desde 1978. Hoy a los votos emitidos se suman los producto de un fraude con el que quieren tomar por asalto el Perú.
Estamos a tiempo aún para parar esto. Que algunos peruanos que viven cómodamente en USA o España no nos vengan a decir que “es hora de nueva gente”.