Hoy como ayer, me dirijo a ustedes, escribiéndoles con un llamado profundo y sincero: reflexionemos y actuemos juntos sobre los valores, principios y virtudes que nos unen como nación y nos dan fuerza y razón para construir un futuro libre, justo y próspero para todos. Tomemos conciencia que en un mundo donde las divisiones parecen crecer, donde el odio, el resentimiento y la polarización buscan imponerse desde las izquierdas extremistas, es más importante hoy que nunca, recordar quiénes somos y qué defendemos.
La Libertad no es un regalo, es una conquista y defensa diaria. Es la capacidad de pensar por nosotros mismos, de expresarnos sin temor, de trabajar por nuestros sueños y de respetar a los demás en su derecho a construir lo mismo. Pero esta Libertad solo se sostiene si la nutrimos con valores sólidos: la honestidad, que nos hace actuar con rectitud; la responsabilidad, que nos impulsa a hacernos cargo de nuestras decisiones; y la empatía, que nos recuerda que la fuerza de una nación está en su capacidad de caminar juntos, aun en la diferencia, pero juntos.
Hoy enfrentamos el desafío innoble y cobarde de las izquierdas -los extremistas, progres y caviares- que, bajo el disfraz de promesas fáciles, siembran discordia, resentimiento y odio. Estas malas ideas, que dividen en lugar de unir, que enfrentan en lugar de construir, no son el camino hacia el progreso y la paz. No caigamos en sus garras. No permitamos que el rencor nos robe la capacidad de dialogar, de entendernos, de buscar soluciones comunes. El verdadero cambio no nace del odio que siembran las izquierdas, sino del esfuerzo colectivo, del respeto mutuo y de la voluntad de forjar un destino compartido, educando, enseñando, ayudando, corrigiendo y por encima de todo, castigando la perversión y las maldades de quienes quieren disponer de la vida humana, de los niños y las familias, del ahorro y la propiedad privada individual.
Ser ciudadanos activos es nuestra mayor fortaleza y no lo estamos entendiendo. No basta con señalar lo que está mal y callarnos; debemos ser parte de la solución. Participen ahora, cuestionen ahora, opinen ahora, griten si es necesario, propongan y señalen el rumbo. Involúcrense en sus comunidades, escuchen a sus vecinos, defiendan sus ideas con argumentos y no con el odio que los activistas de las izquierdas del odio siembran como un virus permanente. La Libertad se fortalece cuando cada uno de nosotros asume su rol permanente como constructor de una sociedad fuerte, no como espectador pasivo.
Les invito a reflexionar: ¿qué país queremos tener ahora? ¿Uno donde el odio divida y el miedo silencie?, o uno donde la libertad, la justicia y la solidaridad sean los cimientos de nuestra convivencia. Elijamos el camino de la virtud, del esfuerzo, de la verdad y la justicia. Elijamos ser ciudadanos que no solo reclaman derechos, sino que cumplen deberes y los exigen cumplir.
Con principios firmes y corazones abiertos, podemos preservar siempre nuestra libertad y construir un presente digno que sirva de cimiento para el futuro. No dejemos que ninguna de las izquierdas del odio nos robe lo que tanto nos ha costado lograr y tenemos proyectado conquistar. Seamos nosotros, los ciudadanos, el camino hacia una nación que perdure, en unidad y Libertad para siempre.
Con esperanza y compromiso, siempre desde Minuto Digital news.

