Dos ladrones se peleaban por un billete de 100 soles luego que la víctima tuvo que entregarlo a cambio de tranquilidad. Uno de los pillos le dijo al otro que como él fue quien ideó el atraco, le correspondía la mayor parte. Su colega de hurtos aceptó; a pesar que la fuerza bruta era su mejor arma, reconocía que el cerebro no le pertenecía.
Entonces acordaron partir el billete: el ladrón más operativo se llevaría 2/5 y el genio macabro, como el vacado de una historia parecida, se haría de 3/5. Con una tijera hicieron el corte respectivo y listo, se fueron a gastar el dinero mal habido. Pero como las partes de un billete no valen nada separadas o dañadas, ninguno tuvo nada, pasaron vergüenza y le echaron la culpa a la víctima “por engañarnos con un billete falso”. Algo así como Daniel y Martín en otro cuento más popular. Algo así como el gobierno y el congreso en un país que de imaginario y claudicante, ha pasado a ser real.
Esa es la historia que quieren repetir los extremistas, populistas, académicos de ninguna obra, economistas de alquiler para opinar azul un día y negro al siguiente, candidatos al Congreso por una serie interminable de “partidos” que más parecen “garitos”, o los actuales congresistas frustrados de su penoso paso legislativo y por supuesto, los del partido morado, el de gobierno, que dice no ser lo que es evidente, y que igual que su antecesor transitorio –el vacado por permanente incapacidad moral- ve en el ahorro previsional de más de siete millones de afiliados a las AFP, la oportunidad de hacer caja y bolsillo para la burocracia del Estado, para quitarle a quien ahorra invirtiendo en su jubilación, con el cuento de “la necesidad pública y la solidaridad futura”.
Hace muchos años en el Perú vivimos algo similar con la “propiedad social” y la “comunidad industrial” que más allá de semejanzas o diferencias eran lo mismo:
“Cómo le quito al privado en nombre de lo público, para que no crezcan los conflictos”…que el propio Estado permitía o generaba.
La operación consistía en quitarle al que tiene algo, así sea pequeño no importaba, para distribuirlo en un 90% hacia el gobierno en sueldos y más burocracia y… el 10% en licitaciones para los amigos de la corrupción.
En pensiones y jubilaciones, de la misma forma, nada está más a la mano que la forma en que se provocan y promueven los temores y conflictos, las alarmas y las mentiras, para meter al Estado, cuando se afirma –por ejemplo- sin pruebas, que “las AFP se roban los aportes” y luego vemos que los ahorros están allí y que además crecieron porque obtuvieron rentabilidad, ganancias por encima de cualquier otro instrumento financiero y sobretodo, si quieres sacas tu dinero sin ningún problema, todo.
Entonces despiertas y te das cuenta que es el gobierno quien se quiere robar tu ahorro, como ocurrió con la ONP (que sin ahorro, igual se robaron los aportes de años de años, de miles de vidas apagadas en la tristeza y el abandono). El gobierno te roba mediante impuestos y encima, se quiere llevar tus ahorros.
De la misma manera, así como el sistema privado de pensiones, así como las AFP no generan pobreza sino inversión y crecimiento para el progreso y desarrollo del Perú, los gobiernos –el Estado en su expresión administrativa- han dilapidado los aportes ingresados en el sistema nacional de pensiones, llevándolo a su quiebra absoluta hace más de veinte años, pero tapando ese desastre cada año con la inyección de dinero de nuestros impuestos, que eran para otros fines, como escuelas, hospitales, carreteras, puentes o seguridad ciudadana.
El gobierno del Partido Morado y su antecesor, una suma de izquierdas y corrupción de izquierdas, son como la denominada minería ilegal, porque han contaminado los fondos de pensiones, los han deforestado y han secado la tierra que antes era fértil, pero siguen haciendo daño, aún hay por dónde erosionar el ahorro personal desde el Estado. Aún quedan bosques por depredar, todavía hay unos cuantos millones de trabajadores con ahorros en las AFP, aquí vienen por tu dinero.
Permitir que se den “leyes” sobre el ahorro personal, es perder la Libertad. No te calles, no les creas a los políticos, ni a los opinadores de siempre.
Defiende tu ahorro.