Durante años, el Instituto Manhattan ha advertido sobre la insostenibilidad del sistema público de jubilación de la ciudad de Nueva York. Incluso antes de la pandemia de Covid-19, la ciudad estaba en una trayectoria desesperada. Ahora, el futuro financiero de la ciudad es particularmente vulnerable e incierto, con su base de población, desempeño económico y caída en los valores de la propiedad, enfrentando una presión sin precedentes.
La ausencia de una reforma de los sistemas públicos de jubilación y pensiones plantea tres riesgos: desplazar otras prioridades, romper las promesas a los jubilados y debilitar la competitividad de la ciudad.
Excluir otras prioridades presupuestarias significaría reducir importantes servicios municipales. Romper las promesas a los jubilados actuales y futuros significaría renunciar a los beneficios prometidos sobre los que construyeron sus vidas. Reducir la competitividad de la ciudad significaría inducir aumentos de impuestos, recortes de beneficios o congelaciones de salarios que dejarían a la ciudad poco atractiva para los nuevos residentes y empleados potenciales.
Este informe hace cuatro recomendaciones generales.
Primero, la ciudad ofrece beneficios de atención médica post-empleo inusualmente generosos. Si se comparan estos beneficios con el estándar predominante en los sectores público y privado, se mejoraría drásticamente la posición fiscal de la ciudad.
En segundo lugar, la ciudad, habilitada por la futura legislación estatal, debería hacer la transición de los planes de pensión de los nuevos empleados hacia un sistema de contribución definida. Eso significa desarrollar enfoques mixtos adaptados a las diversas fuerzas laborales de la ciudad que brindarán seguridad a los jubilados mientras mantienen la sostenibilidad fiscal a largo plazo y ayudan a reclutar una fuerza laboral talentosa.
En tercer lugar, si la ciudad implementa una iniciativa de jubilación anticipada, debería orientar esos incentivos a las áreas donde las innovaciones inducidas por Covid han reducido la plantilla necesaria.
En cuarto lugar, la consolidación de los administradores de activos en los cinco fondos de pensiones separados de la ciudad reduciría los gastos generales y fomentaría estrategias de inversión más sólidas.
Conclusiones:
La ciudad de Nueva York enfrenta una profunda angustia fiscal que probablemente persista por algún tiempo. Para restaurar la sostenibilidad fiscal a largo plazo y poner a la ciudad sobre una base más sólida para enfrentar una próxima recesión, debería actuar ahora para reformar los beneficios post-empleo y de pensiones que ofrece a sus empleados.
Este informe ha investigado una gama muy amplia de opciones: algunas de estas reformas son ideas de consenso y otras pueden convertirse en consenso, si persisten los problemas de la ciudad.
Reformar, apuntar inteligentemente a soluciones inmediatas y consolidar la gestión de fondos podría generar ahorros a corto plazo, además de dividendos a largo plazo. Los cambios en las pensiones de los nuevos empleados generarían ganancias más lentamente, pero harían que la ciudad fuera más resistente para la próxima crisis.
*Manhattan Institute es un prestigioso Think tank o grupo de expertos, cuya misión es desarrollar y difundir nuevas ideas que fomenten una mayor elección económica y responsabilidad individual.
El presente Informe fue publicado originalmente por Jhon Hunt del MI.
La traducción es de minutodigital.news
Para acceder al Informe (en inglés) pueden ingresar a:
https://www.manhattan-institute.org/reforming-new-york-city-public-retirement-system