Cuando la hermana Deirdre “Dede” Byrne contestó el teléfono en diciembre de 2021, un joven al otro lado de la línea le dijo algo inquietante y difícil de creer.
“Mi madre es médica. Trabajaste con ella hace más de una década en Afganistán, en un campamento estadounidense cerca de Pakistán. Y ahora su vida corre grave peligro”.
Algunas personas podrían haber descartado la llamada al parecer un engaño, pero los detalles llamaron la atención de la hermana Byrne. Como veterana militar, la religiosa había vivido en Camp Salerno, a unos 9.6 kilómetros de la frontera con Pakistán, alrededor de 2008. Fue allí donde se cruzó con la Dra. M. (su nombre completo será ocultado por motivos de seguridad).
El joven del teléfono prometió que su madre le enviaría un correo electrónico a la hermana Byrne, ofreciéndole verificaciones de su identidad. Y a principios de enero de 2022, llegó a la bandeja de entrada de la hermana Byrne un correo electrónico, escrito en un inglés entrecortado, de la doctora afgana, brindando más detalles y pidiendo ayuda.
“Me enfrenté a una situación mortal”, escribió la Dra. M, explicando que el 4 de octubre, los talibanes la arrestaron en su casa y la encarcelaron durante tres días antes de dejarla ir. Ella había estado escondida desde su liberación, dijo.
Los talibanes tomaron el control de Afganistán después de la retirada del ejército de los Estados Unidos el 31 de agosto de 2021, y desde entonces han gobernado con opresión. La pequeña comunidad de cristianos de Afganistán, muchos de los cuales se arriesgaron a la muerte al convertirse del Islam, ha estado particularmente en riesgo.
The New York Times informó recientemente que hasta 60.000 afganos que trabajaron con las fuerzas estadounidenses y solicitaron visas permanecen en Afganistán. La Dra. M y toda su familia son musulmanes, pero se convirtieron en objetivos de los talibanes después de la toma de poder de 2021 debido a sus vínculos con los Estados Unidos.
En su correo electrónico, la doctora incluyó capturas de pantalla de documentos de identificación, como su pasaporte, y también un escaneo de un Certificado de reconocimiento del Ejército de los Estados Unidos, firmado por la hermana Byrne.
“Por favor, haz algo por mí y mi familia y sácanos de Afganistán. Necesito una evacuación urgente”, escribió la médica.
A principios de febrero, la Dra. M y toda su familia obtuvieron exactamente eso, gracias a una organización sin fines de lucro llamada Vulnerable People Project. Después de un tenso escape, ahora están en una casa de seguridad en un país no revelado.
“Es una historia milagrosa, honestamente”, dijo la hermana Byrne a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI–, y rápidamente le dio crédito al Espíritu Santo por usarla, en pequeña medida, para poner en marcha el rescate.
“Yo era como el centro que caminaba con la pelota, y simplemente se la pasaba al mariscal de campo y luego los dejaba correr con la pelota”, dijo.
La hermana Byrne es miembro de las Pequeñas Obreras de los Sagrados Corazones de Jesús y María, una orden religiosa centrada en el servicio, la oración y la adoración eucarística, con sede en Washington,DC.
Anteriormente se desempeñó como médica del ejército durante casi 30 años, ascendiendo al rango de coronel antes de su jubilación. Como cirujana misionera, ha realizado numerosos viajes para ayudar a los enfermos en Kenia, Haití, Sudán e Irak. En el 2020, fue oradora destacada en la Convención Nacional Republicana.
La hermana Byrne dijo que recuerda tener una excelente relación con los médicos afganos con los que trabajó durante su servicio en Afganistán, muchos de los cuales hablaban bien inglés.
Pero cuando la súplica de la Dra. M llegó a su bandeja de entrada, al principio su corazón se hundió: no sabía absolutamente nada sobre cómo facilitar una evacuación.
“No soy nadie, de verdad. No sabía cómo en el mundo podíamos ayudar”, dijo la hermana Byrne.
Entonces, ella preguntó por ahí. Poco después, un asistente principal del congresista estadounidense Chris Smith la puso en contacto con Jason Jones, director del Proyecto de Personas Vulnerables (VPP, por sus siglas en inglés). Desde la retirada de Estados Unidos, el grupo ha estado haciendo campaña para obtener donaciones para enviar carbón a los afganos, en medio de temores de que cientos de miles de niños corran el riesgo de morir en un Afganistán frío y colapsado.
Jones le dijo a CNA que el VPP se ha centrado principalmente en entregar alimentos y carbón a los afganos que lo necesitan, pero con un aumento reciente en los incidentes violentos contra los cristianos y otras minorías, han centrado sus esfuerzos en sacar a las personas vulnerables del país.
Usando la red de afganos de confianza que habían establecido para entregar alimentos y suministros, el grupo pudo coordinar una serie de evacuaciones por tierra.
“Es una confianza que hemos construido con la gente a lo largo del tiempo, y creo que nuestro programa de alimentos nos ha creado mucha buena voluntad sobre el terreno en Afganistán, y la gente confía en nosotros”, dijo Jones.
El grupo mantiene en privado muchos de los detalles de cómo realiza las evacuaciones por razones de seguridad, pero Jones dijo que su equipo está formado en gran parte por afganos que han rescatado. Uno de los principales es el Prince Wafa, un ciudadano afgano y estadounidense que trabajó como traductor para el ejército estadounidense entre 2010 y 2014.
Wafa le dijo a CNA que, aunque vivía en los Estados Unidos desde 2014, se vio obligado a viajar a Afganistán a fines de julio de 2021 para ayudar a escapar a su esposa. Eso comenzó una terrible experiencia de meses en la que estuvo varado en Afganistán hasta octubre.
Más tarde, ambos escaparon a un campo de refugiados en Qatar, donde pasaron 40 días antes de regresar a San Diego, en diciembre de 2021, con la ayuda del VPP.
Ahora, Wafa coordina todas las evacuaciones del VPP desde Afganistán, usando conexiones familiares porque “esas son las únicas personas en las que puedo confiar”.
“Hemos estado luchando contra esto durante mucho tiempo. Solo tratamos de hacer lo que podemos”, dijo.
Cuando el VPP aceptó la solicitud de la hermana Byrne, el equipo de Wafa pudo entregar a la Dra. M, sus hijos y sus nietos un paquete de ayuda con alimentos y carbón en cuestión de horas.
“Podemos conseguir comida y carbón en cualquier lugar de Afganistán en 24 horas, en la mayoría de los lugares. Así que, en unas cuatro horas, pudimos entregarles alimentos”, dijo Jones.
Luego, la gente de Wafa se dispuso a obtener pasaportes y visas para la Dra. M y su familia, lo que tomó algunas semanas, pero para el 3 de febrero, todo estaba listo para que pudieran escapar. Finalmente, el 8 de febrero, el grupo de 13 personas logró salir de Afganistán por una ruta terrestre, saltando la frontera en tres autos.
“He trabajado con personas en las que se habla mucho y no se actúa. Este grupo es muy poca charla, y tanta acción. Estaba tan impresionado”, comentó la hermana Byrne.
Wafa y Jones enfatizaron que sus operaciones dependen de las donaciones e instaron a todas las personas de buena voluntad a que consideren donar.
Afganistán tiene más del 99% de musulmanes, siendo la mayoría sunitas. Hay pequeños grupos de cristianos, incluidos unos 200 católicos, así como algunos budistas, hindúes y otras pequeñas minorías.
La hermana Byrne dijo que durante su tiempo en el ejército, se encontró con muchos afganos que nunca habían conocido a un cristiano y que nunca habían oído hablar de cristianos famosos como Santa Teresa de Calcuta. Cuando los afganos curiosos comentaban sobre su comportamiento amable, explicaba que era una hermana católica.
“Hay una gran oportunidad de llevar la fe a la gente cuando te encuentras en una situación en la que has tenido la oportunidad de ir a Afganistán de una manera tan protegida al estar con nuestro ejército”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
Fotografía referencial: ACNUR – Unos 400.000 afganos se han visto obligados a abandonar sus hogares desde principios de año. © ACNUR / Edris Lutfi