La intensidad de estar agachados se acaba, y no es poco a poco, sino con irrupción sobre los límites que imponían los tradicionales modelos políticos implantados groseramente desde las radicales oenegés de las izquierdas que han cogobernado y gobernado desde el año 2001, cambiando conceptos, trastocando valores, desapareciendo definiciones y construyendo un diccionario de odios que progresivamente fueron estableciéndose como “la nueva agenda” de lo incorrecto, ahora llamado “lo correcto”. Absurdo y cierto.
La gente ya no se calla, ya no asiente con facilidad, ahora responde y está pasando a un mayor activismo que puede ser muy beneficioso para todos: ver y mirar, oír y escuchar, hablar y responder. Los ciudadanos y los más jóvenes en camino a serlo, ya no se dejan engañar por los fantoches de la PUC o de otras reservas inmorales que durante décadas se hicieron del título de sumos pontífices de sus verdades. Hoy ya no gritan alocadamente, se hacen los reflexivos y amigables, los conciliadores y algo pacientes, aunque guardan sus explosivos de anfo intelectual y dinamita argumental bajo los escombros de sus miserias. Ya no les cree nadie a los titulares de La República o a las huachaferías del pequeño burdel de las letras del odio, que con un 13 que a nadie le llama la atención, es un cero hacia la izquierda de donde vienen.
Hoy los peruanos por fin están rompiendo el cristal de la apatía del silencio, la ventana de la oscuridad y el embudo de la sinrazón, porque despiertan, porque están y estamos cansados de lo mismo siempre: la asquerosa izquierda que se ha hecho millonaria robando impuestos, la miserable e hipócrita izquierda que compra propiedades con dinero sucio y se vanagloria de sus operaciones encubiertas y lavado de activos. Hemos descubierto que la verdad se impone sobre la bazofia que es peor que las mentiras que nos dicen los que gritan “en nombre del pueblo” y lo acuchillan, y lo matan y lo queman vivo, como a los policías, como a los campesinos, como a los que no quieren ni creen en el terrorismo maldito de Sendero luminoso que busca su “renacer” desde los escombros o desde los cadáveres de sus cientos de miles de víctimas.
El Perú ya no es el mismo de cuando las izquierdas reinaban, hoy les hemos salido al frente y no pasarán.
Imagen referencial, una obra del artista sueco Tero Larsson