Con el propósito de acompañar a nuestros enfermos durante la pandemia, y respetando los protocolos de bioseguridad, un grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis de Lima acude a los hospitales de la ciudad para impartir los Sacramentos y escuchar a los pacientes más afectados a causa del Covid-19. A continuación compartimos los testimonios de dos jóvenes sacerdotes.
Padre Ricardo Cordón: “ver al Señor en los hermanos que sufren”.
El Hospital Edgardo Rebagliati alberga a cientos de pacientes por Covid-19 y otras enfermedades; hasta aquí llega el Padre Ricardo Cordón para acompañar a varias personas, incluyendo un grupo de niños con cáncer: “he dado Bautismo de emergencia en peligro de muerte a una niña de cuatro días de nacida, tuve la dicha de dar la Primera Comunión a una niña que lo pedía y fue catequizada por sus padres; y también me ha tocado confesar a algunas personas que se acercan a la capilla y conversar con algunos hermanos afligidos que necesitan ser escuchados”, cuenta.
Esta labor pastoral en el hospital es gratificante para mí como sacerdote porque me permite estar cerca a los hermanos que sufren, me permite ver al Señor en ellos, y a la vez, también me permite ejercer mi ministerio siendo instrumento de Cristo el Señor.
Padre Jesús Salamanca: “no quedarnos en nosotros mismos sino sembrar esperanza y consuelo”.
“En estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir es importante más que nunca no quedarnos en nosotros mismos, sino sembrar esperanza y consuelo en la gente”, expresa el Padre Jesús Salamanca Guillén, vicario de la Parroquia San Juan Apóstol, en Pueblo libre.
En coordinación con el Padre Richard Muñoz, capellán del Hospital Arzobispo Loaysa, el Padre Salamanca acompaña, escucha y ora con los enfermos desde hace más de un mes: “puedo decir que es una experiencia extraordinaria, es más lo que recibo que lo que doy. Es grato para mí poder llevarles a Jesús, con mi oración, con los Sacramentos o con unas palabras de aliento” – indica.
“La fe de la Iglesia no está dormida sino que es dinámica y está más viva que nunca”.
“Me ha tocado visitar a los pacientes en las áreas de cirugía, medicina interna y la sección de quemados – explica Jesús Salamanca – Al recorrer los cuartos, cama por cama, realmente constato la fe de la gente que, a pesar de su dolor y malestar, no ha perdido la esperanza y la confianza en Dios. La fe de la Iglesia no está dormida sino que es dinámica y está más viva que nunca”.
Esta experiencia enriquece mi ministerio sacerdotal porque, pese al aislamiento social que estamos viviendo, puedo estar con la gente que sufre más, que son los enfermos, sus familiares y el personal sanitario, quienes necesitan la luz de Cristo en estos momentos tan difíciles. Considero que para eso estamos los sacerdotes para llevar a Cristo a la gente, sobre todo, a la más necesitada.
Al igual que el Padre Cordón y el Padre Salamanca, son varios los sacerdotes, religiosos, médicos, enfermeros y voluntarios que vienen participando en la acción de la Pastoral de Salud para llevar consuelo y fortaleza a quienes batallan una enfermedad en la soledad y el aislamiento. En palabras del Papa Francisco: “que el ejemplo de estos pastores sacerdotes y pastores médicos nos ayude a cuidar al santo pueblo de Dios”.
Reporte desde la Arquidiócesis, el Arzobispado de Lima