“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos” (Papa Francisco, Laudato si, n. 14).
“Acabar con el actual consumismo insostenible, recuperar la biodiversidad que estamos perdiendo a pasos agigantados y afrontar de una vez el cambio climático son las tres prioridades que la Vicesecretaria General de la ONU considera imprescindibles para salvar nuestro planeta, del que advirtió se encuentra en un punto de inflexión sin precedentes” (Naciones Unidas).
“Queridos hermanos, expreso mi cercanía al querido pueblo del Perú, que está atravesando difíciles momentos de tensión social. Les acompaño con la oración y animo a todas las partes a encontrar, lo antes posible, una solución pacífica por el bien del país, especialmente de los más pobres, en el respeto de los derechos de todos y de las instituciones” (Papa Francisco, Mensaje al Perú del 10-4-22).
“Dios envió a Jesucristo a este mundo para salvar tu alma. Jesús tomó tus pecados encima de sí mismo cuando sufrió y murió en la cruz del Calvario. Dios dio lo mejor del cielo como sacrificio por tus pecados. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Estas palabras, hablando de Jesús, se profetizaron muchos años antes de que él viniera a la tierra” (Después de la muerte).
Comentario:
¿Qué es más importante? ¿la salvación del planeta, del país o del alma? Son tres cosas distintas pero todas ellas le incumben al hombre y por lo tanto están relacionadas.
La finalidad correcta
El fín del ser humano es el Cielo. Si todo apuntara hacia el Cielo estaría bien el alma, el país y el planeta. Cuando se lucha para conseguir que el hombre quiera a Dios, lo estamos poniendo en disposición para que luche paralelamente por su país y por el mundo entero.
El peor enemigo es el pecado
El hombre que no lucha es el que causa destrozos en su país y en el planeta. Lo más importante del planeta son los seres humanos. Todo está hecho para que vayamos al Cielo.
El inmenso capítulo de la Redención tiene ese objetivo: conseguir que todos se salven. Cristo ha venido para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado. El hombre lleno de pecados es el que contamina todo, ensucia el planeta y su propio país. Lo estamos viendo hoy: la suciedad ha aumentado. Urge llamar a Cristo para que haga una limpieza.
El ser humano está primero
Cuando se habla de ecología se pone demasiado el acento en la tierra, el mundo vegetal y el mundo animal. Ha crecido la sensibilidad de la gente en esos campos. Sin embargo no se tiene mucho en cuenta que el ser humano es parte de la ecología y por él hay que empezar.
De la limpieza del hombre depende todo lo demás. Solo Dios puede erradicar el pecado de cada persona y cuando lo consigue la persona crece en virtudes y defiende la limpieza y honradez de las acciones, con la propia vida y con el propio ejemplo.
El ser humano embadurnado de sus propios pecados está ciego y cree que la autonomía de sus decisiones es la ley que debe regir.
No se puede salvar el planeta, ni el país si no se salva antes al hombre.
La Semana Santa es una gran ocasión para reflexionar y conseguir que cada persona, al ver su propia vida, deje que Dios intervenga para erradicar lo malo y potenciar lo bueno.