Unas cinco o seis personas se juntan por afinidades de negocios, cercanía amical o algunas intenciones y deseos que los unen (para ambiciones personales, para aspiraciones como país, no lo sabemos). Hacen cálculos de inversión, van al Jurado Nacional de Elecciones, compran un “kit” electoral y se ponen a buscar, pedir o comprar firmas de adherentes o ailiados para “su” partido, para “su” proyecto.
El proceso de inscripción de un movimiento político, comienza al adquirirse el Certificado de Reserva de Denominación en el JNE. El personero legal presenta la solicitud de adquisición del certificado, el recibo de pago original por derecho de trámite, el Certificado Negativo de la Denominación en el Registro de Personas Jurídicas de la Sunarp y la Búsqueda de Antecedentes Registrales en la Oficina de Signos Distintivos del Indecopi.
Además, debe adjuntarse una serie de documentos, padrones, representantes técnicos, comités provinciales y muchos otros requisitos que no pueden obviarse, aunque parecen ser fáciles de inventarse o presentarse como maquilados, ya que las fiscalizaciones del JNE son poco menos que desconocidas, sino, estando a la fecha vigentes 26 partidos políticos, las dudas y suspicacias no serían tan grandes como para decir categóricamente que en ninguna provincia del país, en ninguna ciudad capital de departamento y aún en Lima misma, es imposible encontrar las 26 oficinas o locales político partidarios de esas colectividades que el JNE ha autorizado para su participación electoral, salvo excepciones históricas como el local de AP, el APRA, Fuerza Popular y la menos tradicional APP. Los demás, que estaban alguna vez con un letrero apolillado, no son ubicables.
Peor aún, salvo las tres primeras organizaciones mencionadas en el párrafo anterior, nadie conoce quiénes son los secretarios generales, de organización, política, plan de gobierno, personeros, algún referente en campos referidos al frecuente debate nacional, digamos en economía, minería, trabajo, salud, seguridad, pensiones, hidrocarburos, relaciones internacionales…. en nada. No hay locales ni oficinas, sus páginas web son estáticas y no se actualizan, en las redes sociales ni aparecen, no tienen medios virtuales de información pública, no emiten pronunciamientos ni comunicados, ninguna nota de prensa de sus actividades… ¿Están activos?
¿Por qué no se lee nada, no se escucha nada, no se ve a los partidos, a todos los que están reconocidos ante el JNE haciendo labor educativa hacia la población, explicando sus posiciones, sus opciones de gobierno, las sugerencias que deben alcanzar para hacer que el Perú esté enrumbado hacia objetivos precisos y no andando de tumbo en tumbo, en un caos interminable?
No hay ni partidos, ni militantes activos, trabajando, haciendo escuela y dirigencia. Lo que existe es una manchita alrededor del símbolo y el registro, alistándose para ser candidatos a lo que sea y cuando sea. Y lo peor es que no convocan, no tienen ni ideas ni propuestas para la hora actual y de eso, se aprovechan los medios que quieren seguir aplastando la participación ciudadana en política, descuartizando a los partidos y toda posible expresión popular en ese sentido.