La izquierda, los progres, los caviares y esa especie de aventureros de la verdad, quieren hace tiempo llevarnos a un debate para que aceptemos que la Iglesia y el Estado deben ir por caminos separados, algo que no necesita ni siquiera ponerse en discusión porque la Iglesia tiene su camino y el Estado su propia responsabilidad.
Todas las confesiones cumplen su misión, ya sea congregando, haciendo apostolado, obras misioneras, defensa de la Fe, educación a niños, jóvenes y adultos, hasta el brindar amparo a los ancianos y a los abandonados por el Estado y la sociedad, gratuitamente, financiados por sus fieles.
En algunos países funciona un acuerdo o concordato que reconoce una millonésima parte de la ayuda de las iglesias a los países donde trabajan. Más allá de la cifra, guarda un significado de reconocimiento para el trabajo realizado.
Solamente en escuelas, albergues, policlínicos u hospitales, programas de desarrollo comunitario, universidades, centros de formación técnica, talleres productivos y soporte alimenticio a los más pobres, las iglesias cubren más del treinta por ciento de poblaciones vulnerables. Pero para la izquierda, los progres, los caviares y los anti religiones, eso no vale nada, quieren destruir la solidaridad a cambio de reemplazar a las iglesias para colocar a las ONG.
Las ONG pro aborto, las ONG abusivas con los niños y las mujeres, esas organizaciones cuyos principales funcionarios piden sexo a cambio de alimentos, esas pervertidas y manipuladoras agrupaciones que se financian de fondos ubicados en paraísos fiscales, esas que encubren la pedofilia y la zoofilia como si fueran derechos humanos, esas mismas que son la muralla jurídica de los terroristas….quieren ser la nueva iglesia, unida al Estado.
Así estamos en América latina, viviendo la inocultable ambición de poder de las ONG caviares, de izquierda, que se dicen ambientalistas pero defienden la minería ilegal y contaminante, que se dicen a favor de la gente, pero quieren matar al niño por nacer y destruir a las familias matrimoniales…así estamos y ahora, quieren ir más allá.
Pues bien, si desean que el Estado esté separado de la Iglesia, como ocurre ahora, entonces hay que poner en exigencia también y sobre todo, que lo pernicioso, las ONG, estén separadas de la educación por ejemplo, alejadas de los programas sociales, muy lejos de nuestras comunidades nativas y campesinas, porque además de daño, lucran contra el país.