Estamos en un ciclo largo de estupideces, en el Perú, otra vez más pero peor, donde los que no son nada y no representan a nadie, han comenzado a renacer en virtud a que en poco más de un año, habrán elecciones presidenciales y a la vez, para la Cámara de Diputados y el Senado de la República, lo que constituye una nueva oportunidad para los oportunistas de siempre, en especial, esa larga maraña de incompetentes, conchudos, ociosos, corruptos y zánganos de las izquierdas caviares hasta las izquierdas extremistas que quieren renacer “legalmente” al partido comunista Sendero luminoso, una vez más, como siempre también, pero con una secuencia menos agresiva a los ojos de la población, a fin de suavizar el mensaje, pero tapando las iras del mensajero.
Vemos a diario, en redes sociales y en medios de comunicación, que lanzan mensajes, tuits, proclamas, comunicados y discursos que atacan todo, critican de todo y como siempre, no proponen nada, porque no tienen ideas, carecen de propuestas, son cero argumentos. Se trata de ventiladores de odio y abanicos de resentimientos, ya que saben que, si no tienen inteligencia humana, deben emplear -en su concepto- la reacción y el rechazo como práctica y acción “revolucionaria”. Es decir, pelea, golpe, bomba, asesinato, agresiones, muerte, caos, anarquía, miedo constante.
En esa sucia tarea izquierdista, han desarrollado grupos de extorsionadores en el transporte, en minería ilegal, en el agro, en construcción civil y hasta en el magisterio, una ampliación de lo que hacían en los medios de comunicación, por ejemplo, desde donde apretaban y ajustaban para sacar dinero y lograr a cambio del silencio o el no ataque al opositor de sus ideologías violentas, posiciones en el gobierno, en alguna institución o universidad pública, desde donde iban financiando sus gastos y así podían agrandar la bolsa de sus movimientos o colectivos de odio, además de vivir con grandes salarios una ostentosa forma de sentirse “superiores”.
La porquería de las izquierdas se ha convencido que “esa es” la forma de asegurarse un sitio en algún partidito para las siguientes elecciones, a fin de tentar a la suerte y lograr ser diputado, senador y quizás, por esas incomprensibles razones de la masa de electores, presidente de un país que ya no va a soportar nuevamente, a un imbécil o una ladrona o asesina en el poder, por ninguna razón.
Por eso, que Dina Boluarte esté en la presidencia, es una casualidad inmerecida para ella, porque haga lo que haga, haciendo todo mal, tendrá que responder ante los tribunales por sus crímenes, delitos y aquello en lo que está seriamente implicada, junto a sus correspondientes cómplices, que van desde ministros y sus planas viceministeriales, hasta los “asesores ad honorem” que reciben embajadas y directa o indirectamente, otras prebendas que van saliendo a la luz pública progresivamente.
Y ojo, que no les sorprenda nada de lo que viene en estos meses que Alí babá (JNE) y sus casi 40 ladrones (partidos políticos oficialmente reconocidos) vayan saliendo a dar sus “promesas de campaña”, porque serán tantas idioteces y estupideces, que de repente lo mejor sea contratar un gobernante, antes que hipotecarnos a otro delincuente.