Les voy a contar en esta mini novela, cómo funciona la corrupción elegante, la de cuello y corbata que une a gentes de izquierda y derecha con mayor facilidad que la soldadura de un tubo de escape. Ironías, soldadura de escape.
Por ejemplo, si usted se llama Jorge y quiere vender su casa –digamos en 100 mil dólares- y un comprador, llamado Pedro, busca justo algo como su casa, al centro del negocio aparece David, el corredor de inmuebles. David le dice a Pedro que ha ubicado la propiedad objetivo pero el precio es 200 mil dólares. Pedro le dice que ese no es su presupuesto, a lo que David le responde que no se preocupe, él conoce a Mercedes –representante de un inversionista- que le dará los 100 mil que faltan y por esa operación, el vendedor, el comprador, Mercedes y el corredor ganarán por partes iguales de ese diferencial y el dinero, lo podrán invertir como deseen después.
Fíjense, los 100 mil adicionales no son de ellos, es de las víctimas que no saben que se está usando su dinero en un negocio turbio e irregular. Los cuatro cómplices usan ese dinero para sobrevalorar, especular, ganar por lo bajo y además, sorprender inclusive a la administración tributaria.
Vendes al doble, compras al doble pero no es tu dinero lo que lo duplica, te presto lo que requieres para hacer negocio entre todos y te garantizo una tasa bajísima –menor a cualquier banco por supuesto- y encima, todos ganamos. El que pierde es el dueño del dinero, el ahorrista, el partícipe, pongan el nombre que quieran.
Si una carretera cuesta 800 millones, te preparan una Adenda donde dice que cualquier demora o retraso no atribuido al contratista, se cargará al contratante, al Estado, con las penalidades que corresponda. Imaginen, nadie puede garantizar la expropiación de terrenos en plazos definidos y tal vez, los abogados de la parte afectada sean pagados por el contratista de la obra, total el retraso les favorece para la Adenda.
Luego, como los precios suben y el tiempo pasa, se necesita dinero. Programamos una emisión de Bonos por el triple del valor inicial hasta los 2,400 millones y hacemos que el dinero a invertirse venga de ahorros de los trabajadores, que no ganarán lo que podrían haber recibido en el tiempo de depósito por la rentabilidad esperada. Acto suicida por cierto.
Los emisores venden, los compradores se hacen de bonos a nombre de varias fuentes de compras y comienza la ruleta del dinero. El corredor en este caso, es un operador financiero que de la noche a la mañana maneja 100 o 200 millones de dólares que jamás los recibiría de un banco de inversiones o de un Fondo mutuo internacional, eso es imposible, por eso juegan a las ligas mayores con el dinero latinoamericano.
Yo debo acusar, yo acuso. Segundo acto
En el curso de los ofrecimientos, ventas, compras, reventas y actualizaciones de precios, el personaje central es como el corredor informal de inmuebles, ya que nunca firma nada, es una persona simpática, es el amigo de todos y no es jefe de nadie, pero se la lleva en bandeja.
Inventemos otro caso como el de ayer. Marcelo es director de una empresa financiera, de una constructora y de un medio de comunicación. En cada directorio está un conglomerado de empresas que diversifican sus inversiones.
Marcelo conoce a Alejandro, en este caso el corredor, que lo anima a dar unas conferencias sobre inversiones en una Universidad donde Sócrates es el Rector y a la vez, socio de Alejandro en algunos negocios académicos. Le vende la idea que si se hace conocido en el mundo de las conferencias, podría presentarle a potenciales socios de emprendimientos muy grandes, pero para eso es necesario que sea auspiciador de cada conferencia. La baraja de los auspicios es Gold, Silver, Plantinum o colaborador. Ironías, un colaborador, muy eficaz.
Puestos de acuerdo Alejandro, Marcelo y Sócrates, tienen un brindis previo con Jorge, Romualdo y Teresa, cabezas de grupos de inversiones y del organismo regulador, a quienes les dice que cuentan con el respaldo de una radio, un periódico y un canal de TV. Todo listo.
Alejandro es una ardilla. Logra que se justifique la emisión de bonos para aumentar el gasto –o inversión, no lo sé- y que los compradores sean Jorge, Romualdo y Teresa. Pactan previamente una tasa en un porcentaje que asegure ganancia a los tenedores de bonos, al emisor, al operador, a todos. No interesa si se llega a tener el respaldo del pago, total es a 30 o 40 años, cuando todos estén en el infierno seguramente.
Los medios anuncian la exitosa operación o colocación de bonos, la confianza supuestamente es en el país, pero en verdad, la corrupción se va haciendo de millonarios fondos.
Pasan los años y se descubre que el proyecto no tenía proyecto, que los costos eran calculados e inflados en razón no se sabe de qué, que los bonos no se justificaban a ese retorno, que las empresas participantes eran parte de un grupo donde estaban de directores, los mismos que ponían fondos de terceros, un enredo que se desenreda cada vez más.
Es decir, mi constructora recibe dinero de mi casa de inversiones, para desarrollar un proyecto donde mis socios son gestores de fondos, que también han convertido parte del dinero en acciones de la empresa constructora y por supuesto del proyecto. El dinero de otros, lo he usado en tres realidades virtuales, algo así.
Yo debo acusar, yo acuso. Tercer acto, final
Me llama insistentemente una señora, que dice ser de una Universidad interesada en conversar sobre la oportunidad de dar clases en su sede, con una importante retribución.
Luego lo hacen de una financiera, buscando un Gerente Comercial para apoyarlos en la innovación de su marca. Y más tarde, de un medio de comunicación para escribir una columna semanal sobre el tema que quiera.
Es extraño, por contar una novela de compras y ventas con el dinero de la gente, sin que sepa la gente –cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia fruto de mi imaginación- me he vuelto popular para los head hunter informales del mercado local.
La verdad amigos, el país que imaginariamente describo, se parece al que muchos conocemos en alguna realidad. Es una zona de corrupción tan finamente planeada, que se resistía a ser descubierta y puesta en evidencia.
Nadie imaginaba a Juan como director de una casa de inversiones, colocando dinero en su empresa constructora, para hacer obras financiadas con dinero que levantaba de otra empresa donde también tenía relaciones de interés. Nadie imaginaba a Pedro dándole dinero a las empresas de Juan –la de inversiones y la de construcciones-, pero la entidad reguladora lo permitía y caso curioso, el gestor en el Estado –Gustavo- luego pasaría a trabajar en una de las empresas de inversiones o pondría su propia casa de emprendimientos para que Pedro le facilite líneas de inversión…..en proyectos de Juan. La rueda se hacía inmensa.
El tema es que para el ciudadano que trabaja duro todos los días, para las personas sencillas, para el padre de familia que lucha incansable por sus hijos, estos enredos de negocios son tan inalcanzables que si viene un populista con discurso de reivindicación, la gente sólo atina a decir que se vayan todos, sobre todo los ladrones.
Pero, acostumbrados a sobrevivir en el fango, los operadores del dinero público y privado venden la idea que si se cae la imagen de la empresa privada –y no se trata de eso- se cae también la imagen de la Democracia y se abren las puertas al desgobierno y los sectores radicales.
Tener otro outsider o espejo de incapacidad en el Estado, es para los corruptos una meta, pero venden la idea que sería un descalabro. De contradicciones también se vive y eso, los comunistas y los caviares lo saben mejor que nadie.
En fin, moraleja. Tres actos, tres historias, tres. Si crees que esto sucedería en el país que amas, debes estar preparado para denunciarlo, sin esperar Comisiones Investigadoras o gritos de lamento.
Un país con el corazón herido, puede terminar derramando su sangre y su historia, sino descubre que la Justicia y la verdad deben imponerse al delito y la traición.