En el Perú lo imposible se hace posible, lo oculto se revela, el escándalo nunca se conoce en toda su magnitud, el inocente es culpable, la policía sospechosa, el juez el asesino y los políticos, las hadas del campo, los ángeles más dulces y dóciles de cualquier novela o escritura sagrada. Por eso, los congresistas y las congresistas pueden tener como organización (ya que no son una institución) un rechazo que supera al 90% como si nada, nadie las colgará de un poste, no se les moverá ni siquiera un pelo, no sudarán, al contrario, se envalentonarán y continuarán con el mismo discurso y la misma porquería diaria de gran soberbia y insensatez y cuando se detecten dos, tal vez cinco, quizás siete Congresistas honorables, no es que ocurrirá por fin el milagro, sino que la excepción confirmará la regla porque siete de 130 no es nada y no pueden hacer nada por el desastroso, terrible, incompetente y desleal -con la Democracia- Congreso de la República, la cueva del averno que debería estar tapiada para siempre (de seguir siempre así).
Miren unos de tantos malos ejemplos: Una fanática Congresista aliada del golpista Castillo “despacha” hace meses desde USA, sin trabajar acá en el Perú y lo hace con la mayor tranquilidad y soberbia, usando recursos públicos sin estar en su lugar de trabajo en forma presencial, como debe de ser todos los días; del mismo modo, otra Congresista, militante comunista que reniega de la propiedad privada, de las Iglesias, del ahorro personal, de las empresas privadas y de la propia Democracia porque se esfuerza en alentar la violencia, estaría lavando activos hacia USA constituyendo un delito allá y otro, acá.
Sigamos con la lista al revelar que una Congresista de otro grupo aliado a Castillo se apodera de gran parte del salario de sus camaradas, que ella contrató con el presupuesto del congreso y -para este fin delictivo- usa a su sobrino que parece que también es su pareja en la intimidad (casi casi como la locuaz sobrina-cuñada del ex presidente); y de igual forma, otra Congresista comunista, del Cusco, le quita también gran parte de sus sueldos a los trabajadores “compañeros del partido” para pagar a periodistas de diversos medios que la promocionan a ella como una diva y generosa madre de la patria… y la lista no termina.
El delito no es un error, queda demostrado que existe intencionalidad, planificación, costumbre, práctica usual en sus ejecutores, los que son y las que son congresistas comunistas o aliados de las izquierdas en casi todos los casos, como cuando otra de las escandalosas Congresistas de izquierda contrató nada más y nada menos que a su jefe de campaña (un hombre que se viste de mujer) con la finalidad de hacerlo “asesor del despacho”, fachada para un acosador de niños y agresor infantil. Y sigamos con otra perlita, una Congresista, también de izquierda, ha comprado un lujoso departamento en la zona más exclusiva de Lima, casi al contado, en efectivo, sin tener cómo demostrar el origen lícito del dinero, que resulta improbable haberlo obtenido así hubiera ahorrado todos los salarios de toda de su vida, sin gastar en otras cosas o necesidades (como alimentarse en los mejores y más caros restaurantes, o viajar a Miami cuando tiene migraña, o vestirse con marcas “de más de mil dólares la prenda”.
Ser de izquierdas o algo así, ser Congresista o algo así, es el ideal de algunas de las izquierdas que ahora se creen “presidenciables”. ¿Inaudito? Es lo escandaloso hecho algo común, es la escala del delito que sube de escalones. En una forma u otra, a muchas políticas “originarias” que manejan dineros públicos o influyen en presupuestos públicos -directa o indirectamente- se les hace agua a la boca tener más poder, poder para casi siempre robar. Eso pienso y me asusta saberlo y no ver que las propias mujeres las derrotemos y sancionemos. Y lo peor de todo, es que se justifican y se imaginan en unos años más en palacio de gobierno. Total, si Castillo llegó…
¿Qué les falta en sus historias a las que delinquen desde las izquierdas? Otro autogolpe, otra vacancia, más odios y violencia, una nueva crisis generalizada. Esa es su meta constante, la partera de sus historias y de sus histerias.
Imagen referencial, cosplay de chica mala
