El miedo no es una consecuencia de errores, sino que es el producto de un estado de ánimo, ocasionado por una secuencia organizada de ataques contra todo aquello que es objetivo de intereses dirigidos a destruir tus principios, valores, derechos, tus logros y consistencia. Pero cuando mencionas “miedo”, algunos, tal vez muchos te dicen ¿Pero de qué? ¿Del comunismo? ¿Cuál comunismo? ¿Es este gobierno comunista?
Y entonces algunos te dicen que “de tanta política te has vuelto paranoica” y algunas otras cosas más. Sin embargo, no es paranoia la persecución política, tributaria, electoral, municipal, policial y sobretodo, en las redes sociales, donde la tropa asignada para atacar a cada opositor (periodista, político o empresario) se vuelve más agresiva si notan que has causado atención con tus declaraciones y opiniones.
Pero además, no sólo es un ataque obsesivo y permanente a periodistas, políticos o empresarios, sino que han abierto un frente de agravios contra ciudadanos que expresan sus opiniones. Un ataque desalmado, cobarde, incesante, con la pretensión de hacer que salgas de las redes.
Al periodista, político o empresario lo insultan y tratan de desprestigiarlo, le inventan cosas, le fabrican falsas declaraciones, le ponen siempre “podría ser”, “habría sido”… a los ciudadanos los insultan abiertamente usando la fábrica de trolls, cuentas fantasmas, algunas bien construidas, alquiladas por años a distintos ofertantes y otras de reciente registro que se van alquilando y se retiran, se vuelven a activar y se siguen usando para insultar. Y si es hacia las mujeres, el ataque es despiadado, muy cobarde.
La paciencia se agota, unos se cansan, otros se ponen rebeldes contra los troles, unos resisten y vencen, pero es agotador, quita la voluntad de compartir ideas y propuestas, comentarios y sugerencias, porque el gobierno ultraizquierdista te tiene en la mira atacándote a diario y sus aliados progres, caviares y mermeleros siguen ofendiendo. Todo esto, toda esa secuencia y frecuencia contra ciudadanos, contra periodistas, políticos o empresarios, todo eso es una estrategia comunista, que va escalando progresivamente hasta dinamitarte. Eso es comunismo.
Por eso pienso y repito: Si permites que te quiten la Libertad, no vengas a quejarte después. Es hora de dar la pelea, todos los días, sin descanso, sin darle espacio a los comunistas y asolapados, a los traidores y convenidos, a los que sólo peinsan en ser candidatos para llenar sus bolsillos.
El Perú necesita voces por la Libertad y soldados para la Democracia. Yo tengo listas mis armas: Fuerza y Fe.
Fotografía referencial, Es Libertad