Es necesario trabajar para hacer popular, lo que es bueno para todos. Sin embargo, tenemos que cuidarnos de los populistas que crean sueños como verdades, para hacernos acabar en una pesadilla de absoluta pobreza, caos y desesperación.
En Chile y Perú, algunos creen que el sistema de reparto es la solución ideal para entregar pensiones a sus jubilados, trabajadores en invalidez y a los que siendo sus beneficiarios –cónyuge, hijos, padres- podrían recibir un respaldo financiero en caso de fallecimiento del cotizante.
Parece que hemos borrado parte de la historia que condenó al atraso y penoso camino de angustias a millones de trabajadores.
El sistema de reparto es una pirámide donde en la base están los más jóvenes y en la cima los que superan los 65 años para jubilarse. El Estado, el gobierno de turno y el Congreso, deciden lo que se hace, lo que se deshace y lo que se complica.
Miren ustedes: con el paso del tiempo, aumentan los viejos y cada vez menos nacimientos hacen prever que se necesitará más dinero para pagar lo mismo siempre. La pirámide se ha invertido.
Hoy en día la gente no se casa tan joven –es más, los matrimonios son mucho menos que antes- y no tienen tantos hijos como nuestros padres o abuelos. Los viejos vivirán más tiempo y sus pensiones deben durar por lo menos mientras sobreviven. En eso no piensan los que quieren destruir el ahorro personal y siguen cantando que el Estado pague las pensiones de nuestros impuestos.
El Estado es Usted y yo, somos todos. Los gobiernos son los que deciden por Usted y por mí. Y lo hacen mal, sino cuénteme otra verdad y no oculte su fanatismo.
Con más ancianos viviendo más tiempo, con menos nacimientos cada año habrá menos personas pagando impuestos para dar salud, educación, seguridad y pensiones para todos.
Por eso, el ahorro individual a lo largo de la vida de trabajo y no sólo durante 20 años –un tiempo muy corto si comienzas a trabajar a los 18 o 25 años- es una necesidad imperiosa, universal. Esta forma de construcción de las pensiones, que no significa dejar de lado al más pobre y afectado en su vida, debe ser el reemplazo de los quebrados, desfinanciados y tormentosos sistemas de reparto de miseria que en todo el mundo están colapsando porque son insostenibles en el tiempo.
Repartir miseria a unos pocos, abandonar a miles porque no llegan a cotizar por lo menos veinte años como en nuestros países, cuando en el mundo se paga cada mes el doble y por treinta o cuarenta años, es una perfecta injusticia y manipulación de la verdad.
Los sistemas de reparto son una condena a la Libertad, una ofensa a la dignidad de las personas, un atentado contra los derechos humanos.
Si el ahorro personal produce pensiones, no permitas que te quiten ese esfuerzo con el cuento de repartir lo que es tuyo, porque si comienzan con tu ahorro, terminarán con tu vida.