Que unos griten lemas contra la corrupción, no significa que esos gritones dejen de ser corruptos o que son la inmaculada legión de la transparencia y el ejemplo de lo pulcro; mucho cuidado con los actores de la obra de teatro más absurda de la historia que nos toca vivir.
Son -muchas veces-, como el cuento de quien dice lo mismo y repite incansablemente el grito inicial una y otra vez: “fuera los corruptos”, hasta que quienes escuchamos nos cansamos de tanto grito y del tiempo que tienen para gritar esos deshonrosos políticos y periodistas, y vemos con sorpresa el engaño… pues ellos eran los corruptos.
Si el grito viene del gobierno y a la vez de la oposición, sin que exista un encuentro en la lucha contra ese mismo sentimiento expresado, algo ocurre, algún lado de la balanza no está en el lugar correcto. Entonces, no queda claro quién está en el lado de la verdad o al menos, cerca.
Es poco lógico que Juan diga que Pedro es corrupto y a la vez, Pedro diga que Juan es el corrupto. Claro que en muchas ocasiones, tardamos en darnos cuenta que se trata de una pelea entre corruptos, peseteros, débiles lados nunca opuestos de una misma moneda sucia.
En la política y en el periodismo “hambriento de subvenciones estatales”, es posible esa pelea de rufianes, es una constante y las personas seguimos en el medio, somos la jamonada del sanguche, como las clases medias, aprisionados entre dos extremos que se jalan nuestros impuestos y en este caso, testigos de la lucha por el presupuesto estatal para llevarlo a sus bolsillos -los corruptos de la política y del periodismo-, en busca del dinero de nuestros impuestos.
Pero si unido a esa caricatura de la realidad, vemos que los instrumentos e instituciones de la justicia se mueven entre la duda y la desconfianza, el panorama es desolador porque perdemos la esperanza.
En ese ambiente, la inseguridad jurídica es un péndulo y puede usarse en contra de cualquiera, de allí que alguien pueda sentirse con temor de perder su libertad.
Epílogo: “Fuera los corruptos” es un grito del pasado, sobrevivir a los corruptos es la agonía del presente.
imágen: captura en redes, youtube