Los momentos que se viven en la escena política peruana han caído a niveles donde no existe forma de medirlos en una escala de pésimo-malo-regular-bueno-muy bueno porque el sótano de las inmundicias se encuentra aún por encima de lo decepcionante, corrupto, impune, inaceptable e insensato.
Alguien comentaba que si hubiera una escala de 1 a 10, donde 1 es la menor cifra o la apreciación más baja, simplemente sería una condecoración poner “1” ya que se requiere una escala de “-1” a “-10” como punto de partida… pero partida de defunción.
¿Qué está pasando en los medios de comunicación, que en opinión de todos los ciudadanos no están comprometidos –los canales de TV, las emisoras radiales y los periódicos- en la lucha por la democracia y la libertad como aparentemente se especulaba en algún momento? La respuesta es una sola: llegaron a acuerdos “interesantes” para su supervivencia y finanzas a lo largo del siguiente mes y el siguiente año, en principio.
¿Pero es posible que estas empresas periodísticas se vendan a cambio de someterse a los dictados de una camarilla de ultra izquierda que está destruyendo la economía nacional, desalentando y persiguiendo las inversiones privadas y ocasionando un éxodo en la población joven que se especula alcanza hasta el momento a más de trescientos mil peruanos entre los 14 y 29 años de edad? La respuesta también es una sola: Por supuesto que sí. Los supuestos análisis críticos y alguna que otra “investigación” que durante eventuales días se publicaron o mencionaron en los canales de TV, las emisoras radiales y los periódicos tradicionales (cercanos al poder, defensores del poder) solamente fueron una trampa para desprestigiar voceros incómodos (programas que han ido limpiando su planilla caviar por ejemplo) y canales de cable que están peleando contra presiones cada vez mayores desde el gobierno actual, tal y como las recibieron de los gobiernos precedentes.
Entonces ¿Sembraron mentiras como sifueran noticias de verdad para que se hagan programas que luego eran desenmascarados? La respuesta es una sola, recuerda: No.
La estrategia fue sembrar “culpables de poca monta”, peones, cachineros, la cuarta fila de activistas, peceteros de negocios con el Estado que eran delatados entre ellos y el círculo de Castillo, a fin que periodistas afanosos que no corroboran informaciones y creen en su juicio político (porque análisis no tienen) caigan en la estraegia de “nivelar lo degradante y limpiar sin darse cuenta al máximo operador” (o sea, a Castillo).
Robar y mentir si eres gobierno, no es un delito en el Perú ¿No se dan cuenta?
Los pordioseros del entorno presidencial (me refiero a su parentela cómplice y sus amigos de conducta impropia, de catadura moral a la vista, de nivel bajísimo en todo sentido) han sido supuestamente sacrificados, pero se han convertido en personajes políticos de la TV siendo delincuentes para páginas policiales. Son la banda de “los cafichos de la calle Sarratea”.
¿Y porqué no hay escándalo y ahora Castillo parece que con todo esto no es un piraña, un pájaro frutero o un arrebatador de celulares? Porque mientras el país esperaba un video donde el presidente recibía fajos de dinero, se estaba drogando con sus ministros o se encontraba borracho y calato mientras le hacían sexo dos mastines, corrió el rumor en las redes de “grandes descubrimientos” y así, en la mente de muchos, lo que salió fue humo y Castillo logró incienso.
Eso es el manejo de masas, de las mentes, algo para lo que ha venido el nuevo embajador de Cuba, un siniestro operador político de esa especie criminal del comunismo que aún sigue viva, manipulando masas bajo el esquema del teatro del absurdo… y todos cayeron y todos repitieron por días que tenían la primicia y la secuencia “de buena fuente”, que luego fue negociada, borrada, quemada, como quemaron a varios periodistas que debieron gritar muy fuerte “antes de”, que lo que circulaba en redes era falso (si lo fuera), pero el ego en camino decía en sus mesas de redacción: “deja que el rumor nos ayude en el rating”. Y no aclarar el rumor, fue su gran error.
Que hay evidencias más que rumores es verdad, pero hay que saber informar al público, hay que hacer periodismo y no exhibicionismo, porque un error como el cometido, es punto final en un panorama terrible para el cuarto poder.