La elección de Javier Milei como presidente pone a Argentina en la mira de los globalistas, incluyendo al unipartidismo estadounidense. Ellos intentarán hacer que Milei falle y culpar así a su filosofía liberal clásica del gobierno limitado. Los globalistas son enemigos de las personas que buscan libertad.
Milei publicó en X: “Nicolás Maduro nos critica y nos felicita Jair Bolsonaro. Siempre estamos del lado correcto”. El régimen de Biden y el Departamento de Estado se han puesto del lado de Maduro en Venezuela y participaron en la victoria fraudulenta del globalista criminal Luiz Inácio “Lula” da Silva sobre Bolsonaro en Brasil.
Tucker Carlson preguntó a Milei qué consejos le daría a Donald Trump. Milei dijo que continúe con su lucha contra el socialismo: “El Estado no crea riqueza; el Estado la destruye. El Estado no puede dar nada porque no produce nada. Y cuando lo quiere hacer, además lo hace mal”.
La perspectiva de que el gobierno debe hacerse cargo de las personas en una suerte de Estado niñera crea corrupción y dependencia. El despilfarro y robo del gobierno es el alma de la burocracia y el enemigo de la prosperidad de la población.
Un gobierno limitado dentro del Estado de derecho promueve la prosperidad. Esto humilla a los globalistas, así que se empeñan en asegurar que un sistema así no llegue al poder. Si esto sucede, ellos querrán que el sistema falle, incluso en detrimento de las personas que ellos dicen defender.
Milei quiere eliminar 11 de 19 ministerios. Esto es una medida económica sólida y necesaria para la recuperación de Argentina. Estados Unidos necesita las mismas políticas, para lo que debe primero vencer al globalismo y la tiranía del régimen de Biden.
La agenda de los globalistas a nivel mundial es tener poder centralizado y reducir la competencia: los poderosos controlan todo y sus poblaciones existen para servirles. Esto es tiranía.
En libertad, la población manda y el individuo es el centro de la sociedad con derechos inalienables y brindados por el creador. El rol del gobierno es proteger esos derechos. Nuestros fundadores crearon nuestra República constitucional basado en esos principios, que son obstáculos para la agenda de los tiranos locales y extranjeros.
Trump demostró que menos impuestos, menos regulaciones y tratados comerciales recíprocos promueven el crecimiento económico y la libertad para todos. Es por esto que los socialistas, oligarcas y burócratas se juntaron para sacarlo del poder sin consideración alguna por la ley, la verdad o algún otro principio.
Contrario a lo que uno pensaría, desde la victoria electoral de Trump, los oligarcas estadounidenses se han alineado con los marxistas que controlan el Partido Demócrata. El abandono de la propiedad estatal de los medios de producción de los marxistas permitió que los líderes empresariales corruptos se les unan en búsqueda del poder.
La agenda de primero Estados Unidos de Trump empujó a los oligarcas como Larry Fink de BlackRock hacia los demócratas marxistas como aliados por el globalismo. Los burócratas reforzaron la coalición para evitar las reformas en pro de la libertad y la productividad que tendrían como objetivo destruir las mieles que goza el Estado profundo.
El legislador español y fundador del partido Vox Santiago Abascal explicó a Tucker Carlson cómo el actual gobierno español está intentando terminar con la democracia. Está violando la ley, politizando la justicia, dividiendo el país, destruyendo las instituciones y brindando impunidad a sus aliados mientras persigue a sus enemigos políticos. Esto aplica para todos los países bajo el asalto globalista, incluyendo a Estados Unidos.
Abascal le dijo a Carlson que su partido intenta explicar a los españoles que los tiranos se verán en las cortes o encarcelarán a sus enemigos. Debemos despertar ante la misma realidad en Estados Unidos.
Los socialistas en cada país tienen el apoyo globalista de una red de oenegés internacionales enquistadas e instituciones internacionales corruptas. Los activistas de los medios corporativos que fingen ser organizaciones de noticias ayudan a los globalistas a suprimir la verdad sobre sus regímenes y satanizan a sus enemigos.
El régimen de Biden y el Departamento de Estado (DOS) promueven a los globalistas y se oponen a los que promueven la libertad. En Europa, esto ha sucedido en Albania, Macedonia y Hungría. En Latinoamérica, esto ha sucedido en Brasil, Colombia, Perú, Chile, Guatemala y otros países. El régimen de Biden incluso está intentando imponer su ideología de género en su aliado socialmente conservador, Japón.
Mientras la Cámara de Representantes de mayoría republicana está confrontando a la corrupción de Biden y el Departamento de Justicia y la instrumentalización del gobierno, está fallando en los asuntos exteriores. El liderazgo de la Cámara debe reconocer el daño del régimen de Biden y el DOS a la libertad en el extranjero. Debe exponer al establecimiento corrupto de una política exterior que promueve la guerra y el globalismo.
La corrupción y centralización de los globalistas tienen consigo dinero que, combinado con sus medios y apoyos institucionales, les da ventaja sobre sus enemigos. Con menos dinero y poder, la principal arma de los luchadores por la libertad es la verdad, que los globalistas intentan suprimir.
La elección de 2024 de Estados Unidos parece asomar en medio de un punto de inflexión en la lucha mundial entre libertad y tiranía. Perder a Estados Unidos complicaría las aspiraciones de libertad de otros países. Al contrario, rescatar la libertad estadounidense vigorizaría y potenciaría su búsqueda.
Los luchadores de la libertad a nivel mundial necesitan que los ciudadanos estadounidense apoyen a los líderes pro Estados Unidos, venzan a los tiranos en 2024, y luego ejecuten la agenda de Milei en Estados Unidos. Esto significa una reestructuración de las instituciones estadounidenses para eliminar cualquier ventaja que los enemigos de la libertad puedan usar para regresar al poder.