El Papa Francisco presidió en la mañana de este Tercer Domingo de Adviento la oración del Ángelus, donde explicó que la duda “a veces es esencial para el crecimiento espiritual”.
Lo dijo desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano ante miles de peregrinos que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro.
Al comentar el Evangelio del día, tomó como ejemplo la crisis de Juan Bautista y señaló que “nos maravilla que esto le suceda precisamente a Juan, el cual había bautizado a Jesús en el Jordán y lo había indicado a sus discípulos como el Cordero de Dios”.
“Esto significa que también el creyente más grande atraviesa el túnel de la duda. Y no es un mal, es más, a veces es esencial para el crecimiento espiritual”, aseguró el Papa Francisco.
Asimismo, dijo que la duda “nos ayuda a entender que Dios es siempre más grande de como lo imaginamos, las obras que realiza son sorprendentes respecto a nuestros cálculos”.
“Su acción es diferente, -continuó el Santo Padre-, supera nuestras necesidades y nuestras expectativas y por eso no debemos dejar nunca de buscarlo y de convertirnos a su verdadero rostro”.
En esta línea, advirtió acerca de la tentación de “hacer a Dios a nuestra medida” y pidió “no cerrar a Dios en nuestros esquemas”.
Esta situación de duda la definió como “una cárcel interior”, donde somos incapaces de reconocer la novedad del Señor, que quizá tenemos prisionero de la presunción de saber ya mucho sobre Él”. “Nunca se sabe todo sobre Dios”, añadió.
Por ello, el Papa propuso el Adviento como “un tiempo de inversión de perspectivas, donde dejarnos sorprender por la grandeza de la misericordia de Dios”.
“Un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos”, señaló.
“Un tiempo en el que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos”, dijo más tarde el Papa Francisco.
Como de costumbre, finalizó el Ángelus pidiendo la intercesión de la Virgen María, para que “nos tome de la mano en estos días de preparación a la Navidad y nos ayude a reconocer en la pequeñez del Niño la grandeza de Dios que viene”.
Tras el Ángelus, recordó que ayer, en Barbacena (Brasil), fue beatificada Isabel Cristina Mrad Campos, conocida como “la María Goretti de Brasil”.
“Esta joven -señaló el Papa-, fue asesinada en 1982 a la edad de 20 años, por odio a la fe, por haber defendido su dignidad de mujer y el valor de la castidad”.
“Que su ejemplo heroico inspire sobre todo a los jóvenes a dar un testimonio generoso de su fe y de su adhesión al Evangelio. ¡Aplaudamos a la nueva Beata!”, pidió el Papa.
Además, aseguró que sigue “con dolor y preocupación las noticias que llegan de Sudán del Sur sobre los violentos enfrentamientos de los últimos días”. Cabe recordar que el Santo Padre visitará este país a finales del mes de enero.
“Roguemos al Señor por la paz y la reconciliación nacional, para que cesen los atentados y se respete siempre a los civiles”, pidió el Papa Francisco.
Por último, recordó que “hoy es el Día Mundial de las Montañas, que nos invita a reconocer la importancia de este maravilloso recurso para la vida del planeta y de la humanidad”.
“El tema de este año es ‘Las mujeres mueven montañas’. Así es, ¡las mujeres mueven montañas!, nos recuerda el papel de las mujeres en el cuidado del medio ambiente y la conservación de las tradiciones de los pueblos”, concluyó.
Redacción: Almudena Martínez-Bordiú, ACI Prensa