La mañana está tranquila en un país que no sucumbe ni se inmuta masivamente ante una inacabable secuencia de crímenes y escándalos, como si lo menos urgente, lo anecdótico y hasta lo más simple fuese prioridad por encima de la ley, la justicia, el hambre, el desempleo, la desunión y hasta el libertinaje que impulsa el gobiern con los medios de comunicación alquilados al poder y cómo no, decenas de operadores políticos y financieros que siguen esquilmando la economía nacional.
¿Es que no indigna el delito y la corrupción desde los ministerios, en palacio de gobierno y en las regiones?
¿No interesan más de quince millones de peruanos pobres cuyas vidas dependen de la ayuda solidaria, en vista que el gobierno niega todo soporte en alimentación, salud y educación?
¿Cuánto más tiene que esperar un padre de familia o una madre trabajadora para tener un ingreso digno y sostenible si su pequeño emprendimiento es perseguido, apaleado y multado por la autoridad municipal de su distrito?
¿Cómo se puede esperar progreso en un país que condena el esfuerzo y el ahorro de los ciudadanos, pretendiendo confiscarlo con más impuestos o expropiándolo?´
Y mientras tanto, una cómoda “oposición” está de vacaciones casi permanentes o cuando dice algo, la denominada oposición, lo hace muy mal porque no convoca, no tiene liderazgo y se pelea entre sí, facilitándole las cosas al gobierno de ultraizquierda. Así estamos, como siempre, pero peor.
Y no sólo eso, en vez de construir unidad y discurso de unidad, con rostros que demuestren confiabilidad, respeto y solidez moral frente a todo, se junta a unos desdichados de tarima y atrio que ni saben hablar, ni saben leer, ni saben conducir, pero para las cenas y los flash de las cámaras siempre sonríen… y según me dicen, cobran.
El Perú está en eso que una vez me dijo mi Padre: “la perfecta lentitud de la ebullición, hasta que impensablemente, alguien logra sintonizar el rigor de la verdad, la fuerza de la voluntad y el paso de la lealtad”, con lo que se gira a otro rumbo, el de una auténtica fuerza de oposición política al desastre, que tiene la virtud de ser la aternativa popular de gobierno nacional, regional y local que se necesita y se exige.
No busquemos candidatos ahora, porque hay que limpiar el terreno infestado de lo que nadie quisiera para sus hijos y sus nietos como gobernantes.
Las tareas, la agenda nacional, el circulo de representación, no deben estar en una mesa, en un bar o en un club, sino desde las familias, desde nuestros hogares, en cada barrio, en cada cuadra, parque, mercado y agrupación vecinal construyendo la red que la democracia impulsará para bien del país, sino, volveré a decirte una y un millón de veces ante la pregunta: Perú, ¿Cómo estás hoy? …como siempre, pero peor.
Ilustración: Una obra de Camilo Blas, gran pintor indigenista peruano