A nadie le gusta que lo traten habitualmente con “mano dura” por muy buenos que se los objetivos que se quieran lograr. Por algo existe un refrán que dice “para los enemigos la ley y para los amigos la epiqueya”
Lo ideal
A todos nos gusta, o mejor dicho, a la gran mayoría nos gusta, que se hagan las cosas bien y que se pueda vivir tranquilamente sin mayores inconvenientes ni contratiempos.
Quisiéramos que nuestros jefes sean comprensivos y tolerantes con nosotros y que nos ayuden a facilitarnos las cosas.
Todo resulta bien cuando hay Jefes idóneos, responsables y honrados. Mucho mejor todavía si existe entre ellos y nosotros una amistad que nos una mejor.
Los imponderables de siempre
Pero resulta que de pronto, pueden aparecer en nuestra vida, personas que nos atacan y nos maltratan al punto que no sabemos qué hacer para desprendernos de ellas.
Cuando nos encontramos sometidos y esclavizados por alguien, es cuando reclamamos la aplicación severa de una ley que impida que los agresores nos ataquen. Para ellos pedimos mano dura.
El papel de los que mandan
Son las autoridades quienes tienen el deber de cumplir con las medidas de disciplina que son necesarias, y existen mecanismos para que estas medidas se cumplan y todos las acaten.
El cumplimiento del deber no es imposición o abuso cuando las personas, (las autoridades) son idóneas, no solo por la potestad, sino también por la autoridad. La potestad es el cargo que tienen y la autoridad el prestigio que se ganan.
En una familia un papá debe cuidar el orden de la casa. Si es un buen padre conseguirá educar bien a sus hijos que corresponderán al amor que han recibido, también con amor. Los hijos bien educados ayudan con el orden de la casa y evitan que todo sea un caos, entienden perfectamente que debe haber un orden y una disciplina en el hogar para que todo vaya bien.
El papel de los educadores
Las autoridades de un colegio, que son también educadores, lograrán con su prestigio, que los alumnos respeten y quieran las medidas disciplinares que hay en el colegio para que puedan ser educados en un ambiente de libertad, que ellos mismos defenderán.
Quien no recuerda con cariño a los buenos educadores que nos enseñaron a ser disciplinados y ordenados para ser libres y eficaces en el aprendizaje y lograr luego enrumbar nuestra vida con una jerarquía de valores acertada.
El Papel de los que gobiernan un país
Lo mismo se requiere de la sociedad. Autoridades idóneas que busquen el bien de todas las personas y consigan, con su prestigio y autoridad la paz y el progreso que todos los pueblos necesitan para caminar bien.
La función principal de los gobernantes es el ejercicio de la autoridad para que todo esté ordenado y se respete la paz social en todo el territorio.
¿Por qué hay temor a la mano dura?
Porque hay una confusión entre violencia y disciplina. Buscar que haya disciplina y orden no es incitar a la violencia.
Hay ideologías que llaman represión inaceptable a cualquier intervención para poner orden.
Estas mismas ideologías defienden a capa y espada el derecho de los que incitan a la violencia (delincuencia, vandalismo terrorismo) y no defienden los derechos de las fuerzas del orden ni de las autoridades que buscan imponerlo.
Hay abogados que se especializan en defender a delincuentes y están comprometidos políticamente con ideologías de violencia.
Muchas autoridades no quieren poner mano dura y se mueren de miedo, porque tienen “rabo de paja” y otras por temor a represalias y venganzas.
Urge la sinceridad y el sentido común de las autoridades:
- Llamar, sin miedo a las cosas por su nombre.
- Saber que la ignorancia es el peor de los males.
- No confundir democracia con oclocracia: no todos pueden ser gobernantes (el que ha delinquido no debería calificar para ser autoridad).
- La verdad no es la opinión de las mayorías.
- Las leyes son para el bien de las personas y no las personas para las leyes (no caer en el positivismo jurídico).
- La defensa personal y la del orden público y privado no son delito, aunque en casos extremos se tenga que utilizar la fuerza.