Es verdad, la exitosa realización del II Encuentro Regional del Foro de Madrid en Lima ha consolidado al Perú como bastión de la lucha anticomunista internacional, pero no es tiempo de celebrar, sino de fortalecernos frente al nuevo embate de narcosocialistas, gobalistas, caviares y demás rojimios.
El gobierno es muy frágil. Boluarte en teoría, ahora que está virtualmente desechado el adelanto de elecciones, debería quedarse hasta el 2026; pero la andanada desestabilizadora es muy fuerte desde la izquierda y desde la propia fiscalía, tanto por su presunta responsabilidad en la muerte de unos 60 subversivos cuanto por las inconsistencias financieras y legales de su campaña electoral con la mafia de Perú Libre. Así podría darse la sorpresa que la señora no dure hasta fiestas patrias.
El Ejecutivo es, además, frágil. Al PCM Otárola y al ministro de Defensa Chávez Cresta las FF.AA. no les perdonan el maltrato, la cobardía y haberlas maniatado especialmente en el caso de Puno, donde no se ha restablecido el Estado de derecho, mientras la ola separatista y sediciosa se esparce por toda la macro región sur.
La unidad territorial de la república pende de un hilo: Sendero se ha enseñoreado so pretexto del supremacismo aimara y, sin embargo, no se toma la decisión clave de declarar a Bolivia como Estado hostil para darle base jurídica a las acciones que deberán desplegar en cualquier momento nuestros militares.
El Gobierno también está jaqueado por la corrupción. Desmontar el monstruoso esquema creado por el castillismo en la Policía no se soluciona con una simple reorganización, cuando los estamentos corrompidos son transversales desde los altos mandos hasta los agentes de a pie, y cuando no se tienen ideas claras para avanzar a un modelo nuevo como lo que podría ser un Ministerio de la Seguridad Nacional. Y reconstruir los servicios de inteligencia es una tarea pendiente que no se podrá culminar con gente desprestigiada del Gabinete Otárola.
Por lo demás se requiere mayor capacidad y voluntad política para seguir desmontando el enorme Estado paralelo construido por los caviares y sus asesorías, para exigir que cese la pelea entre la Suprema y el TC, para que los tribunos alineen sus sentencias con el Estado de derecho democrático, para que se renueve la Defensoría envilecida por la mafia de izquierda y para enfrentar con estrategias disruptivas la tercera ola de ataques narco comunistas que se anuncian para mediados de este mes.