Todos los días no dejamos de sorprendernos cuando las noticias de pocos medios se llenan de primicias con los escándalos, troelías, corrupción e impunidad de los representantes y socios de un gobierno que se encuentra a la deriva en materia de gestión y administración del Estado, pero que navega con buen viento si se trata del delito.
Y añadido a ese cuadro tan “perulibrista”, tan “cerronista y castillista”, se ve una larguísima lista de medios y periodistas acostumbrados a succionar el erario público, todos los días, sin descanso y sin desmayo ¿No les parece la misma foto de todos los días precedentes con Sagasti, Vizcarra y PPK?
¿Cómo es posible que ningún organismo como la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía de la Nación, el Tribunal Constitucional, la Contraloría General de la República o la Corte Suprema de Justicia no expresen más allá de sus silenciosas preocupaciones, inmediatas exigencias de respeto al ordenamiento legal existencial? ¿O es que comparten las afrentas que se fabrican en palacio de gobierno?
El Perú es un país herido en el alma y agitado en el corazón, agobiado en su respiración y enlutado por obra de dos ex presidentes culpables de la muerte de más de 200 mil compatriotas y nada se procesa para hallar justicia, como si las vidas que se fueron, como si las familias que quedaron, no valieran un mínimo respeto y una memoria colectiva de reivindicación.
Repetimos, y añadido a ese cuadro tan “perulibrista”, tan “cerronista y castillista”, se ve una larguísima lista de actos irregulares y en consecuencia ilegales, que se siguen generando con absoluta impunidad, mientras los cómplices de la indecisión tan incomprensible -ahora sí, el Congreso de la República- se mantienen “vigilantes dormidos” para no perder gollerías y beneficios, el colmo de la realidad.
Un gobierno escondido de madrugada, en refugios o guaridas de gentes embarradas en obtener por lo bajo o por todo lo alto en este caso, contratos y licitaciones para beneficiarse de dineros públicos, es la fuente del retroceso del país, en todo aspecto lamentablemente.
El Perú no merece seguir así, mucho menos retroceder a los antecedentes que impulsaron estra desgracia. Por eso #VacanciaYa