Ricardo Escudero #MinutoDigital Perú.- El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) “es el organismo encargado del desarrollo social, superación de la pobreza, promoción de la inclusión y equidad social; además de la protección social de poblaciones en situación de riesgo, vulnerabilidad y abandono”… esto, en el papel por supuesto, porque desde su creación el año 2011, el discurso aguanta todo y la realidad revela poco, ya que no es cierto eso de que “mejoramos la calidad de vida de la población en situación de vulnerabilidad y pobreza, promoviendo el ejercicio de sus derechos, el acceso a oportunidades y al desarrollo de sus propias capacidades”.
Una palabra popular define lo que mencionamos al inicio: cuentazo.
Los únicos que han mejorado sus vidas, han sido algunos Ministros, Viceministros y cuanto burócrata afincado por meses o temporadas, han hecho y deshecho a su antojo, pachanga incluida, el presupuesto destinado para los más pobres entre los pobres, sobretodo.
Viajes, vehículos, equipos de telefonía exclusivos, cursos, seminarios, capacitaciones, además de desayunos, almuerzos y cenas “de trabajo” a cuenta de los pobres; los mejores hoteles, hasta zapatos y ropas con logotipo del gobierno y el MIDIS por supuesto, mientras los niños con sus ropas raídas eran puestos en fila con sus banderitas peruanas para recibir la visita de los dignatarios de Lima, esos que no los reciben en sus oficinas del distrito financiero de San Isidro porque están “en reunión”.
Fotos, más fotos para el facebook, instagram o album familiar de la hipocresía de un Viceministro o de una Ministra ajenos al dolor. Abrazos sin darlos, lamentos sin verlos, palabras huecas de gente hueca.
Durante el terrible drama que vivieron millones de peruanos en el Norte con el Fenómeno del Niño, fue escandaloso que el abandono se convirtiera en la consigna y la playa -ritmo playero-, la costumbre. Unos trataban de sobrevivir en medio de la tormenta, el lodo y la pobreza extrema, mientras otros se las daban de próceres y santificados representantes del gobierno, para tomarse fotos y aspirar a seguir bebiendo del Estado y bailando con nuestros impuestos.
Todos olvidados, menos los periodistas serviles, siempre dispuestos a la alabanza del burócrata, o del que se anunciaba en secreto “sólo para ti” como el próximo ministro (porque ya hacía campaña que le restaba méritos a su jefe o jefa, serruchando su obra o buena intención, para hacer del chisme su plataforma de reemplazo). Y eso, sin contar a los ayayeros y cómplices del desbande que engrosaron las planillas con sueldos y millonarios gastos sin justificación, haciendo lo mismo, olla de rumores, chismes, empujones, pachanga para seguir succionando el dinero público.
De eso se trata el MIDIS, unos que están y otros que los empujan para que ya no estén, y así sucesivamente, la rueda de la mediocridad. Mientras tanto, que se jodan los pobres.
Cómo son las cosas: ningún indicador puede mostrarse como señal de impacto positivo, de resultados visibles, ni uno solo… pero los gastos, desbordan cualquier contabilidad y repito, justificación.
Por eso bien se dice que el MIDIS es la cantera de la exclusión social, de la verticalidad impuesta desde el gobierno, los gobiernos que han visto allí una caja grande de favores políticos y empresariales (mercantilistas en realidad).
Cuando pasen estos tiempos de pandemia o cuando en ese lapso se reconstruya el país con un nuevo gobierno, será un objetivo inmediato investigar y procesar a todos los Ministros y Viceministros “observados” que han pasado por allí, sobretodo los pachangueros, porque las prestaciones sociales con ellos al mando, fueron un cuentazo y porque esas cabezas deben rodar en el cadalso de la sanción popular.