Lima es un resumen de muchas intenciones, anhelos y también desvelos; se convierte en un espacio donde confluyen ciudadanos de la enorme extensión del Perú y allí –o mejor dicho, aquí- se confunden, se integran y se desintegran porque es tal la complejidad de procesos culturales heredados, que lograr unidades de pensamiento es una utopía. Más bien, es en las acciones que se observan resultados que son fruto de concertaciones y voluntades en escena.
Conseguir que las ideas y propuestas confluyan entre varias opciones políticas es muy complicado, pero hacer que sobre acciones de común destino se pueda obtener un camino de intereses conjuntos, sí es posible. Ese es el modo existencial de Lima, que a diferencia de otras ciudades capitales en América Latina, tiene de todo para lograr todo, pero se demora, se obstruye, se detiene y hasta retrocede, como ha sucedido por lo menos, desde hace una década de abandonos y peleas de intereses entre grupos de poder y grupos de presión.
No comprendemos los limeños nacidos en las riberas del río hablador, no comprenden los llegados de otras riberas y montañas, que esta es una ciudad bendecida –como el Perú lo es-, porque el desierto se baña al lado de los Andes, porque los talentos vienen y vienen no como migrantes de invasiones, sino como conquistadores de sus propios destinos. Es un tema antropológico, esa es la semilla que no sembramos para sacarle frutos en el tiempo.
Hoy que se vuelve a elegir un Alcalde para Lima, no entendemos que este es un país en medio de otro país y que hay que unirlos en el pensamiento, la palabra y la acción.
El supuesto celo o rechazo, resentimiento o animadversión hacia Lima o los limeños, no existe, es una patraña inventada de los políticos, sino, no vendrían a tocar el progreso o el desarrollo, los migrantes del país profundo.
Lima es mejor como ciudad que otras ciudades, nadie lo puede poner en duda. Es mejor en infraestructura siendo incompleta y deficiente, es mejor en servicios siendo incompletos y deficientes, es mejor para muchas cosas, pero no tiene una oferta conveniente para todos. Allí un gran problema por resolver.
Hacer de Lima un espacio más atractivo para los de afuera no es el reto de un Alcalde que tiene la obligación de hacer una mejor ciudad para vivir, en medio de tantos problemas comunes. Una ciudad de Lima, con un mejor Alcalde, se convierte en la esperanza de los vecinos, de los residentes, de los migrantes con deseos de conquistar la ciudad capital, que otros conquistaron para desordenarla.
Salvar a Lima es la idea central para que tenga presente, para que sea ciudad futuro y hogar de todos.
Imagen referencial, debate del JNE