Julio, tuviste una importante participación pública como candidato al Congreso de la República y ahora, te perfilas para estar legislando a favor del Perú en el Bicentenario. ¿Qué leyes crees que son indispensables promover para el progreso y desarrollo nacional?
Es indiscutible que todo evoluciona. Lo estamos viendo, la izquierda tirapiedras es más moderada y el terrorismo ya tiene varios “partidos” inscritos para ofrecerse como alternativa. Los partidos que durante 40 años decían que eran de “centro izquierda”, para no desentonar, han ido desapareciendo y los que han recuperado espacio, por trabajo o por ayuda, del gobierno de turno, están creyendo que con sus trasnochadas rencillas y formas de hacer populismo lograrán volver al poder.
Nosotros creemos que si obedecemos a la evolución y recuperamos el pragmatismo haciendo política limpia y escuchando a los que viven de su trabajo a tiempo completo, se requieren cambios de avanzada.
El Perú que le dio vida a la Constitución del 93, no existe más. Eso es una realidad indudable, por eso es necesario que la Constitución evolucione, pero no con las pautas de los que la están asesinando hoy, sino dando el segundo paso para recuperar el camino al desarrollo.
Hoy el gobierno digital es imperativo, el millenial siente que puede vivir metido en su cama digitando sus operaciones con su teléfono y aun cuando eso es una falacia que les pasará la factura en algún momento, les alcanza para vivir a su manera. Sin embargo si el país quiere mantenerse afiliado al crecimiento mundial, el gobierno digital debe desarrollarse en ese camino.
Hoy hay mucha gente que está haciendo que se haga realidad, pero con contenido imperfecto que no alcanza para convertirse en “gobierno digital”, tan sólo llega a ser un desarrollo electrónico con algunos empleados, muy pocos expertos y muchos empleados de capacidad insuficiente.
Por eso creo que uno de los aportes para que la constitución vigente y efectiva recupere su vitalidad es incluir parámetros modernos de competitividad digital y para eso hay que crear los complementos legales que impidan el manejo burocrático del futuro para dárselo a los más calificados.
Otra, mientras no evolucionemos en tres sectores primordiales como la educación, la salud y la justicia, seguiremos de rodillas sin alternativas. Un país educado sin ideologías es un país libre, de ciudadanos, de empresarios, de padres responsables, de valores e Historia común. El sector salud fue abandonado desde el 2011 y estamos viendo las nefastas consecuencias.
Nadie tiene idea de cómo manejar la pandemia, se han abandonado a todas las otras enfermedades, el ciudadano peruano también está abandonado a su suerte y hoy en salud hay 22 mil millones del presupuesto anual que no se usan y que vuelven al tesoro público por falta de gestión.
En lo que se refiere a justicia, estamos dentro del 85% de corrupción que hay en el continente sudamericano, como dije antes si no hacemos que evolucione el sistema de justicia, tanto el ministerio público como el poder judicial, no pasaremos de tener que resignarnos al lawfare, depravado sistema que envilece a la justicia y destruye a la política. Un país sin Justicia es un país que ahuyenta al inversionista, es un país que no promueve la formalidad, es un país condenado a la pobreza.
¿Es posible pensar en la incorporación de la informalidad a la formalidad? ¿Qué hace falta para que la gente confíe en el Estado?
Si queremos lograr que los informales tomen la decisión de pasarse al equipo de los formales hay mucho por hacer, pero nada complicado a pesar de lo complicado del tema. Educación, el punto de partida, un ciudadano educado es un ciudadano que crece en valores, que aspira a ser mejor persona y sin duda da hijos con educación familiar. Eso no ocurre hoy, es claro. Hoy en el Perú hemos permitido la infiltración de todo tipo en nuestra educación y el ejemplo está en las autoridades que en lugar de proponer valores éticos, se han rendido a la perversidad del globalismo que no cree en culturas nacionales, sino que quiere volvernos un número en una sociedad sin futuro.
Entonces si tenemos personas educadas será muy sencillo que entiendan por qué la formalidad es desarrollo y progreso, pero en el Perú no se da esa cualidad. Nosotros permitimos vivir en el círculo vicioso de la mentira, tan válido como hacerlo en el círculo virtuoso de la verdad y eso lo vemos todos los días en la infame justicia que tenemos. Podremos tener todas las leyes que tenemos, pero todos sabemos que no son para todos, que son para el que no califica de “amigo”.
Mientras no se evolucionen estos factores la informalidad ganará de todas maneras. Sin embargo tenemos algunas propuestas para “obligar” a los emprendedores a salir de sus emergencias y falta de apoyo. El impuesto ciego del IGV tiene que ser reformado, si no se hace, el productor grande buscará evadirlo y el pequeño ni siquiera pensará en pagarlo.
Solo por hacer una referencia, cuando un inversionista extranjero piensa en expandir su negocio, no piensa en el Perú y si finalmente lo define, no viene a crear una empresa sino compra una pre existente.
Los fujimoristas han sufrido persecución, hostilización judicial, tributaria y hasta municipal. Han sido señalados por culpa de otros. De llegar al poder el 2021 ¿Tratarán con guantes de seda a los que han usado la justicia para cometer injusticias?
Hacer política seria y sustentada no planifica iniciar ninguna guerra, planifica proponer un plan de trabajo eficiente y con sustento. Nada de lo inventado por el ser humano es eterno, todo es perfectible.
Dicho esto responderé que, así como hacemos hoy en particular, y desde la fundación del único partido con bases fujimoristas, nunca hemos actuado de manera irracional, siempre hemos actuado tendiendo puentes. Acusan a nuestra lideresa de ser “débil”, pues yo la defino como académica y sustentada en su propuesta. Tiene el conocimiento para proponer y no para imponer. Seguro dentro de las personas que la han rodeado han habido las que pescaron una oportunidad y no fueron consecuentes, eso hay en todos los estamentos sociales, estamos trabajando para que esos casos no se repitan. Creo que no hay que tratar con guantes de seda o con chimpunes a nadie, la aspiración es que la Ley y la Justicia sean parejas para todos, y que los culpables sean juzgados y sentenciados por sus delitos, sin la protección de nadie.
¿Qué quieres para el Perú?
Quiero una patria libre, libre de ideologías importadas que sólo contribuyen a la polarización de los peruanos. Quiero un país con valores familiares que brinden educación sustentada. Quiero un estado sólido que sea propositivo y no ideologizado, del tamaño que requiere el país y no del tamaño de los amigos del partido de gobierno. Quiero fuerzas del orden profesionales, respetuosas y respetadas, que no sientan miedo de ejercer su poder y de no abusar del mismo. Que el emprendedor se dé cuenta que tiene que evolucionar a ser empresario, que el peruano, todos, se sientan orgullosos de serlo porque sus autoridades los representan y defienden sus derechos y no es draconiana con sus deberes. Quiero una patria que sea más peruana.
Todo lo dicho podemos lograrlo en no mucho tiempo, se gobierna con el ejemplo, el mal ejemplo “libera” al ciudadano de a pie en sus obligaciones cívicas, mientras eso suceda la criminalidad no bajará, la evasión seguirá subiendo y no llegaremos al primer mundo jamás.
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