“Aunque la mona se vista de seda, ¡¡¡mona se queda!!! Este refrán indica que cualquiera puede mudar lo exterior pero la esencia sigue siendo la misma. No importa cuántas veces modifiques tu apariencia, siempre conservaras tu interior y mantendrás tu misma esencia. Hay cosas que, por mucho que intentemos esconder o disfrazar, siempre seguirán siendo como son”. (Diccionario)
“Todo lo que les digan los Escribas y Fariseos que deben hacer, háganlo; pero no lo hagan por sus obras, porque ellos dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.8 Pero ustedes no deseen que se les llame Rabí; porque uno solo es el Maestro: Cristo, y todos ustedes son hermanos” (Mat, 23, 3-8).
COMENTARIO
“Aunque la mona se vista de seda mona se queda” es un viejo refrán que dice una gran verdad que ayuda a desenmascarar a los que pretenden engañar disfrazándose de lo que no son. Es el lobo vestido de oveja o de abuelita, como en el cuento de la caperucita roja.
No todos los países son iguales en sus poblaciones, cultura y costumbres. A cada país hay que mirarlo como es. Lo que está escrito como experiencia en algún lugar puede no calzar de la misma manera para otro sitio.
Hay países ricos en recursos y pobres en el nivel cultural de sus pobladores. En los países con estas características es mucho más grande la ignorancia y se podría afirmar con otro antiguo refrán: “del pecado de ignorancia el demonio saca ganancia” Es fácil que el mal se difunda con la agresividad y velocidad de la pandemia. Construir cuesta mucho esfuerzo en cambio destruir no cuesta nada, se puede conseguir en un instante.
Pasar la voz de alerta
Quienes pueden darse cuenta de los males que puedan venir tienen la obligación moral de advertir y poner todos los medios al alcance para evitar situaciones de degradación y calamidad que amenazan a toda una población, cuando se toman decisiones equivocadas.
Los delincuentes siempre han engañado para robar, haciéndose pasar por personas honradas. A un delincuente o a un cómplice no se le debe preguntar si es delincuente o no, porque va a mentir. Basta ver su historia, lo que hizo, lo que dejó de hacer y con quienes se juntó, quienes son sus amigos. Hay otro refrán que expresa una gran verdad: “dime con quién andas y te diré quién eres”
La auténtica conversión de un ser humano
Podría caber la posibilidad de una gran conversión como ocurrió con Saulo de Tarso que se convirtió de perseguidor de los cristianos en el apóstol de las gentes. Su arrepentimiento era evidente por la conducta que mostraba.
La hipocresía y la mentira
En cambio los “camaleones” de turno suelen ser engañadores que “doran la píldora” a los ingenuos, incautos, a muchos imberbes que no tienen experiencia y a personas con escasos conocimientos que creen en esos ofrecimientos que son una fantasía, que se esfumará con el tiempo; son muchos los que no ven el lobo detrás de la oveja.
Conocer bien la historia
La verdad se encuentra en la honestidad de las personas y en las propuestas que ofrece. Se requiere un mínimo de conocimiento de la historia para ver si esas propuestas son viables, si funcionan o no.
La historia de los países y del mundo en general es muy elocuente para obtener los suficientes datos para discernir bien. ¡Que el Señor nos ilumine! para que nuestras decisiones sean acertadas por el bien de todos. (P. Manuel Tamayo)