Después de muchos años de desgobierno, caos e ineptitud, donde las cofradías caviares y la mafia de Odebrecht y demás consorcios brasileros –principalmente- coparon los destinos de la ciudad de Lima, principal destino de sueños y esperanzas desde las provincias (y a la vez, ejemplo en lo bueno, remedo en lo malo y copia en lo inservible pero ganancioso para la corrupción), juró como Alcalde metropolitano Rafael López Aliaga, un empresario católico que tiene las ideas claras y los objetivos muy bien encausados para devolverle caminos de progreso y desarrollo, en la medida de lo posible, a la histórica Ciudad de los Reyes.
Lima necesitaba una vía de recuperación, un trayecto donde se congreguen gentes honestas y capaces de hacer lo que se requiere hacer y no lo que los cárteles de gobiernos pasados, interesados en robar y destruir, querían que se haga. Por eso, el ataque al Alcalde de Lima, aún antes de juramentar, ha sido despiadado pero inútil, porque los ciudadanos de la Lima de todos, saben que los medios de comunicación de nadie –o sea, de las izquierdas del odio-, ya no son voz para nada, sino petardos fríos de la ideología de la corrupción y la impunidad. Están vencidos, pero aún están buscando incendiar, así que las alertas se mantienen para evitar que destruyan más, para que impedir que sigan dañando mentes y corazones que no están para la guerra sucia o el terrorismo.
Vencer a las izquierdas siendo Alcalde, le va a costar a Rafael López Aliaga una gran parte de su tiempo, porque si bien las ha derrotado en las elecciones, falta darles golpes contundentes para exterminarlas progresivamente, sin caer en el juego del resentimiento o de la victimización que van a buscar los grupos violentos y cobardes.
Lima “potencia mundial” es un slogan fuerte y poderoso que le duele -cuando se menciona-, a los comunistas y en especial a los caviares y sus medios de comunicación que han perdido millonarias consultorías y publicidad municipal (no sólo en avisos, sino en múltiples formas de pagos simulados). Lima “potencia mundial” es una forma de ir devolviendo dignidad y voluntad a los vecinos, de ir construyendo habilitación urbana en los cerros y arenales, desde donde salen cada día millones de vecinos para poner en movimiento a la ciudad; hay que hacer humano cada día, para que el gobierno local siembre ideas de consenso, unidad, mejor democracia y mayor Libertad.
Rafael López Aliaga arranca con ganas de servir, eso es lo más importante, porque quien quiere servir, jamás va a engañar o robar, sino, sería de izquierda.