Muchos anti, (salvo honrosas excepciones), viven una suerte de amargura tejida con una amalgama de hilos embadurnados con ignorancias, creencias fantásticas o credulidades. Suelen estar fastidiados y mostrar antipatías con los que no comulgan con sus teorías.
En estos tiempos, que nos han tocado vivir, ha aumentado en el mundo la pedantería. Estos personajes, que creen saberlo todo, acumulan terquedades con un pseudofanatismo de opiniones dogmáticas, que son presentadas como certezas irrefutables. Suelen ser personas de pensamiento único, que les gusta que los demás piensen como ellos. No saben respetar la libertad de los demás y se enfadan cuando alguien pone en tela de juicio sus “teorías”
Optar siempre por un camino positivo
En la vida hay suficientes cosas buenas que enseñar, proponer y defender; no hay tiempo para ser anti. Además viene bien sacar a relucir el viejo refrán que dice “zapatero a tus zapatos” , porque cada uno tiene su campo de trabajo, donde puede desarrollar sus capacidades y contribuir así al bien de los demás y de la sociedad.
Es verdad que pueden haber muchas cosas que no nos gustan: los modos de ser de alguna persona o las actividades que realiza. Para decidir bien en esas ocasiones, no podemos olvidar que tenemos la libertad para no optar por algo que no queremos aceptar; teniendo siempre cuidado de no maltratar a nadie. No es correcto, y sería de muy mal gusto,descalificar a una persona con una mala cara, o con una ironía hiriente y burlona, porque no estamos de acuerdo con el trabajo o la actividad que está realizando.
Simpre hay que tratar bien a las personas, sin abajarlas, ni mirarlas con frialdad, como si no nos interesara nada de lo que está haciendo.
Si vemos que alguien se porta mal, o hace cosas malas, tenemos la libertad para ayudarlo con un consejo oportuno y acertado. Si no acepta nuestra ayuda y continúa portándose mal, podemos manifestar nuestro desacuerdo con terceras personas que lo puedan ayudar, procurando ser muy claros en nuestras advertencias y criterios. Pero nada de eso nos debería llevar a tomar una decisión para ser anti y hacer extensiva y en público, una descalificación personal.
Ganar y hacer ganar con la caridad
Todos los seres humanos, sin excepción, debemos esforzarnos para amar a los demás. Es así como conseguimos enriquecer y elevar nuestro ser persona. Es el logro que nos hace felices y consigue que hagamos, al mismo tiempo,felices a los demás.
En la larga trayectoria de nuestra vida, van apareciendo unas obligaciones morales, que nos invitan y nos motivan a respetar los derechos de las demás personas. Cuando sabemos corresponder con una conducta adecuada y coherente, nos encanta que mucha gente se dedique su tiempo a una serie de actividades que a nosotros no nos gustan.
Si hacemos las cosas bien, nos llenaremos de alegría y felicidad al ver que los demás están contentos realizando actividades que no son de nuestra incumbencia y agrado. En esas ocasiones nos esforzaremos para no hacerle nunca un feo, o soltar un comentario peyorativo, a alguien que realice una actividad en la que no estamos de acuerdo.
Si de verdad queremos al prójimo nos mostraremos siempre favorables a ellos y tendremos cuidado en no herir suceptibilidades con bromas desagradables que podrían señalar una descalificación de la persona o de las actividades que está realizando.
Con la caridad todo se arregla
No es inteligente manifestarse como anti. Una actitud así resta mucha fuerza a las relaciones humanas. Cuando los demás pueden ver que una personas es capaz de ahogar el mal en abundancia de bien, se apunta a ella y la quiere seguir a donde vaya. El bien del amor humano es el mayor poder que puede tener una persona, y es totalmente difusivo.
El compromiso de cada persona debe ser con el Amor y eso se llama fidelidad, cuando es auténtica, dura y perdura como el oro. El amor crece y se acrisola con el bien y el bien responde a la verdad, y el bien y la verdad son los que tejen la unidad.
La falta de amor produce situaciones de rivalidad que dividen a las personas, las enfrentan y entonces se encienden fácilmente las iras. Es en esas coyunturas cuando se producen los enfrentamientos que maltratan y dividen a las personas.
Los anti están manifestando habitualmente una lejanía y una división, al apartarse no quieren saber nada, ponen una X a las personas y se olvidan.
El ser humano tiene que aprender a caminar con personas, no con los errores, sino con las personas, para ayudarlas a conocer la verdad y consigan dejar a un lado sus errores.
Como siempre, unos están más cerca y otros más lejos. Si queremos arreglar bien las cosas deberíamos dar prioridad al que está lejísimos, que seguro necesitará más de nuestra ayuda.
En la parábola de Buen Pastor el Señor nos hace ver que en el Cielo hay más alegría por un pecador que se convierte que por muchos justos que no tienen necesidad de conversión. Por eso al buen pastor le da más alegría la oveja centésima que estaba perdida y recuperó, que las 99 que están en el redil.
Imagen: Kriss Szkurlatowski