El presidente de los Estados Unidos de América (USA) Joe Biden y su vicepresidenta Kamala Harris declararon este viernes su compromiso con el proceso de interrupción del embarazo e inmediata muerte de un niño por nacer, es decir con el aborto, durante el aniversario de la decisión judicial Roe vs Wade que permitió la legalización de esta práctica incalificable.
En una declaración con motivo de recordarse que hace 48 años se emitió ese fallo judicial, decisión de la Corte Suprema del 22 de enero de 1973 que legalizó el aborto en Estados Unidos, el nuevo presidente y su vicepresidenta dijeron que estaban “comprometidos” a codificar este fallo en ley y nombrar jueces federales proaborto.
No llega a la semana de mandato Biden y ya se ha deshecho todo el legado de Trump en defensa de la Vida de un niño por nacer, mediante una espectacular batería de decretos, lo que tiene muy contenta a la opinión pública mundial, incluyendo la oficialidad católica que sigue sin comprender este terrible desenlace. Pero en ese desmantelamiento ocupa un lugar “de honor” el compromiso por mantener legal el aborto voluntario incluso mediante una ley federal ad hoc.
Se sabía, lo había anunciado en diversas circunstancias, pero ahora lo ha hecho oficial mediante una nota de la Casa Blanca con ocasión del aniversario del fallo que convirtió al aborto en derecho constitucional.
La sentencia del Tribunal Supremo en el caso Wade vs Roe, al juzgar inconstitucional cualquier ley estatal que coartara el llamado ‘derecho al aborto’, impidió a los estados legislar contra este crimen especialmente perverso para un católico, como recordó el pasado jueves el arzobispo Cordileone y como ha declarado oficialmente la Conferencia Episcopal de Estados Unidos presidida por el arzobispo de Los Angeles, José Gómez, en respuesta precisamente a declaraciones proabortistas de otra demócrata ‘católica’, la ‘speaker’ Nancy Pelosi.
“La administración Biden-Harris está comprometida a codificar Roe vs Wade y nombrar jueces que respeten precedentes fundamentales como Roe”, menciona esa declaración política.
“En los últimos cuatro años, la salud reproductiva, incluido el derecho a elegir, ha estado bajo un ataque implacable y extremo”, según Biden y Harris.
Biden, que es católico, prometió en la campaña electoral que codificaría el fallo de 1973 si fuera elegido presidente, en una contradicción que siempre causó alerta entre los Católicos y Cristianos en general.
La codificación de Roe tiene como objetivo garantizar que, si la Corte Suprema anula el fallo de 1973, la ley federal aún mantendría el aborto legal bajo los términos de la sentencia. El fallo había reconocido el aborto legal realizado antes de la “viabilidad” del feto, pero permitió a los estados prohibir los abortos posteriores a la viabilidad.
También ha prometido revocar otras protecciones contra los abortos financiados por los contribuyentes o la defensa del aborto, como la revocación de la Política de Ciudad de México, que prohíbe la financiación federal de ONG extranjeras que realizan o promueven abortos como método de planificación familiar.
La rescisión o restablecimiento de esta política es tradicionalmente una de las primeras acciones que toma un nuevo presidente al asumir el cargo. El jueves, el doctor Anthony Fauci, asesor médico jefe de la Casa Blanca para el COVID-19, dijo a los miembros de la junta de la Organización Mundial de la Salud que la administración derogaría la política en los “próximos días”.
Hasta el viernes por la tarde, Biden aún no había anunciado oficialmente una derogación de la Política de Ciudad de México.
Mientras hacía campaña para presidente en 2020, Biden también dijo que su plan de atención médica incluiría la cobertura del aborto en planes de salud subsidiados.
Además, el viernes Biden y Harris prometieron trabajar para “aumentar el acceso a la anticoncepción”.
Como vicepresidente de 2009 a 2017, Biden presidió el mandato anticonceptivo de la administración Obama, que finalmente llevó a las Hermanitas de los Pobres y diócesis católicas a los tribunales.
Este mandato ordena a los empleadores proporcionar en los planes de salud de sus empleados cobertura para anticonceptivos, esterilizaciones y algunos medicamentos que causan abortos tempranos.
El día de la toma de posesión de Biden como presidente, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gómez, dijo que rezaba por Biden y señaló las áreas de acuerdo y desacuerdo entre los obispos y el nuevo mandatario.
“Los obispos católicos no somos actores partidistas activos en la política de nuestra nación. Somos pastores responsables de las almas de millones de estadounidenses y defensores de las necesidades de todos nuestros vecinos”, dijo en un comunicado.
Mons. Gómez señaló que “para los obispos de la nación, la continua injusticia del aborto sigue siendo la ‘prioridad preeminente’. Aunque preeminente no significa ‘única’. Tenemos una profunda preocupación por las muchas amenazas a la vida y la dignidad humanas en nuestra sociedad”.
El presidente de la USCCB dijo que los obispos de Estados Unidos se comprometerán con Biden en el objetivo de iniciar “un diálogo para abordar los complicados factores culturales y económicos que están impulsando el aborto y desanimando a las familias”, dijo Gómez.