Si todo sale como está previsto, este viernes será el día de la consagración de Elise Stefanik como la número tres del Partido Republicano en el liderazgo de la Cámara de Representantes como sustituta de Liz Cheney, quien fue destituida este miércoles por sus continuas críticas a Donald Trump.
Aunque Stefanik es la candidata del liderazgo y del propio Trump, le surgió un contrincante de última hora este jueves: el representante de Texas Chip Roy.
La salida al ruedo de Roy, considerado un conservador duro, parece improbable que evite la consagración de la legisladora neoyorquina, pero es un gesto que refleja el descontento de un sector del partido que desconfía de las credenciales conservadoras de la mujer que reemplazará a Cheney.
“Debemos evitar poner a cargo a republicanos que hacen campaña como republicanos pero que luego votan por y hacen avanzar a los demócratas una vez que son juramentados”, escribió Roy en un documento promocionando su candidatura que se distribuyó entre la bancada en el que hace una lista de las veces que Stefanik votó en línea con el Partido Demócrata.
El gesto del tejano trata de evitar que se produzca una “coronación”, aunque esta luce inevitable, igual que lo fue la caída de Cheney.
No hace mucho Stefanik, de 36 años, había sido nombrada entre los legiladores más bipartidistas del Congreso, por la cantidad de iniciativas de ley promovidas por demócratas por las que votó.
Las organizaciones conservadoras Heritage Action for America y Club for Growth le dan a los votos efectuados por Stefanik una evaluación del 48% y el 35% respectivamente, entre las más bajas para representantes republicanos.
Pero ahora Stefanik, quien antes no pronunciaba el nombre de Trump, es una de las más fieras defensoras del expresidente en la Cámara de Representantes, lo que explica en buena medida la razón de su ascenso.
Una noche en Fox News
Stefanik solía referirse a Trump como “el candidato presidencial de mi partido”. La pragmática legisladora estaba más ocupada en dar la bienvenida a una nueva generación de votantes que pudieran hacer al Partido Republicano más inclusivo.
La congresista encabezó los esfuerzos por traer más mujeres republicanas al Congreso, una campaña que contribuyó a que el Partido Republicano instalara en enero del 2021 una de las bancadas más diversas de su historia.
Allegados a Stefanik sugieren que hay un momento clave que concretó su transformación política y su ascenso en los círculos partidistas, y ese momento tuvo poco que ver con la diversidad.
Fue una noche en noviembre de 2019, durante el primer juicio político contra Trump. Stefanik, quien había emergido como una de las principales defensoras del entonces presidente en las audiencias celebradas por diversos comités, llevó por primera vez su mensaje al programa de Sean Hannity en Fox News.
Tras criticar las acusaciones formuladas por los demócratas en el juicio político, Stefanik pidió a los espectadores de Fox que enviaran dinero a una página web creada para protegerla de una oleada de ataques políticos.
En 15 minutos, había recaudado $250,000, según dijeron sus colaboradores en Twitter posteriormente. Varios cientos de miles más visitaron su sitio de campaña a la mañana siguiente.
La bola de nieve siguió creciendo al día siguiente, cuando Trump fue al programa “Fox and Friends” y elogió a Stefanik. Creció aún más semanas después cuando Trump la mencionó durante un evento en la Casa Blanca en el que celebraba haber superado el juicio político.
En total, Stefanik recaudó más de $13 millones durante ese ciclo electoral, casi el doble de lo que ella había reunido al sumar los tres ciclos previos. Reunió otros $2 millones para candidatos republicanos y articuló lo que su despacho describe como una de las cinco listas de donantes más importantes entre los 212 representantes republicanos.
Su apoyo a Trump nunca volvió a flaquear.Y aun cuando sus colaboradores le sugerían en privado que moderara su mensaje, Stefanik se volvió aún más trumpista. Su equipo comenzó a insultar frecuentemente en redes sociales a detractores y reporteros.
Su transformación quedó completa cuando Stefanik, una exbecaria de la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush y admiradora del expresidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, votó en contra de certificar los resultados de las elecciones del 2020 después de que una turba violenta asaltó el Capitolio el 6 de enero.
Esa metamorfosis parece reflejar al actual Partido Republicano, el cual ha visto que el acceso al poder y a la recaudación de fondos viene con Trump, sin importar si a los integrantes del partido les gusta o no.
Algunos republicanos se han resistido a la influencia de Trump, incluyendo a Cheney, pero la gran mayoría se ha plegado aun cuando Trump insiste en difundir la misma desinformación que inspiró la insurrección del 6 de enero.
Quién es Stefanik
Stefanik se convirtió en una empleada de la Casa Blanca de Bush tras graduarse en 2006 de la Universidad de Harvard. Cuando llegó la elección presidencial del 2012, era una operadora política reconocida y bien relacionada con el estamento republicano.
Integró la breve campaña presidencial del exgobernador de Minnesota Tim Pawlenty antes de trabajar para Mitt Romney, el candidato presidencial republicano contra el presidente demócrata Barack Obama que buscaba la reelección.
Después de los comicios dejó Washington y se mudó a la casa de sus padres en el norte del estado de Nueva York con la intención de postularse al distrito electoral vacante por la jubilación del representante demócrata Bill Owens. En lo que se consideraba un distrito competitivo, Stefanik se impuso con 30 años de edad y se convirtió en la mujer más joven electa hasta ese momento al Congreso.
Encontró el éxito con un mensaje moderado enfocado en traer una nueva generación de votantes al Partido Republicano.
Durante sus primeros años en el Congreso, Stefanik se ganó la reputación de una moderada estudiosa que permanecía cercana a su distrito, un amplio sector rural del norte de Nueva York que limita con Vermont al oeste y con Canadá al norte. Ella prestó especial atención a Fort Drum.
Al enfrentar su primera reelección en 2016, fue reacia a apoyar a Trump. Inicialmente se alineó con la campaña presidencial del gobernador de Ohio, John Kasich.
A fines de la primavera del 2016, cuando Trump emergió como el principal aspirante presidencial republicano, la prensa local notó que ella rehusó decir su nombre y solamente prometió “apoyar al candidato de mi partido en el otoño”.
Dijo que los comentarios de Trump capturados en un video sobre asaltar sexualmente a las mujeres eran “ofensivos” y “equivocados”.
Se acercó a Trump después de que alcanzó la presidencia y también lanzó un comité de acción política, Elevate PAC, creado para atraer más mujeres republicanas al Congreso.
Su esfuerzo recibió numerosos esfuerzos el año pasado, cuando 18 de las 30 mujeres que ella apoyó resultaron electas.
Redacción y publicación del servicio de noticias de UNIVISION.com