Ser de izquierda, pero de la del odio, es una categoría bien extraña de acomplejamientos y deslealtades que han sido puestos en escena para asombro de muchos peruanos que dudaban de la existencia de una concertación de la maldad, como se evidencia ahora con lo que se sabe de la red mediática y el sicariato político tan extendido en la actualidad, que contaría con un aliado manejando el sistema de inteligencia paralelo que sirve de contraparte en extorsiones, chantajes y Dios sabe qué otros negocios turbios.
La suma perniciosa de agentes de presión y grupos de poder desde las izquierdas del odio, hizo sucumbir a sus enemigos del mismo nivel, en una guerra entre corruptos e impunes, pero se olvidaron los extremos que fuera de ellos, una ciudadanía paulatinamente activa, alimentó a la prensa independiente para hacer la acción de escarbar en la inmundicia y descubrir muchas atrocidades que hoy como ayer, son señaladas con pruebas irrefutables.
Susana Villarán por ejemplo, convicta y confesa, disfruta de placeres, lujos y privilegios siendo la potencial líder de una organización criminal que le cuesta a Lima metropolitana en perjuicios, miles de millones de dólares por favorecimientos ilegales a varias empresas y ella misma, es receptora de decenas de millones que se ha establecido, se encontrarían lavados en el exterior, en diversos negocios familiares, segun las sospechas y conjeturas que cada día son más sólidas, en nuestra opinión.
Las atrocidades de las izquierdas del odio, desde la época del terrorismo, se han modernizado y dirigido hacia el robo fino, la coima grande y la vida licenciosa.
Hoy estamos viendo lo que nadie creía: Villarán y sus cómplices, aduciendo enfermedades incapacitantes y terminales que jamás han padecido, viviendo en residencias millonarias y hasta con resguardo policial a su favor y no como “inculpados”, se burlan del país y de sus instituciones, porque las manejan, las atacan y destruyen usando una especie de oenegé pirata desde donde se exteinden sus garras y crimenes.
Van cayendo los caviares, uno a uno, en piscinas y fangos propios, ese es el resultado y pronto, será la condena final.
Imagen referencial: captura de pantalla, programa Panorama