Vamos a decir las cosas como tienen que hablarse, porque eso de “a media voz” o buscando ser “políticamente correctos” -en realidad, hipocresía- no nos pertenece a quienes tenemos las ideas claras y el corazón en la mano, para no mentir y para no estar en especulaciones o divagaciones que nada resuelven, sobre todo en horas que se requiere acciones, decisiones y respuestas efectivas, porque el problema no es solamente Venezuela, sino que va más allá o mejor dicho, ya está acá, como de la misma forma está en otras naciones que se esconden en la complacencia frente a la tiranía comunista de Nicolás Maduro y sus cómplices internos y externos. Se trata de un paquete de destructores de la Libertad y desprestigiadores de la Democracia.
Si lo que ocurre en Venezuela, que ya lleva igual de tiempos sanguinarios que en Nicaragua, que son un remedo lento de la Cuba destrozada por décadas, no cambia de una vez por todas, tendremos sesenta años más de comunismo vestido de “nuevas democracias” en Nicaragua y Venezuela y quien sabe, en algunas otras naciones, porque el veneno de Cuba nadie lo ha eliminado. La impunidad comunista de Cuba, la impunidad comunista de Nicaragua y la impunidad comunista en Venezuela se están consolidando cada vez más y no se necesita un Fidel Castro o un Hugo Chávez, basta cualquier enfermo monigote como Maduro, Díaz-Canel o una parejita criminal como los Ortega, para sellar el rumbo de la dictadura marxista en más países, mientras el tiempo, sigue pasando.
Entendamos todos: ¿Maduro se reeligió? No, el comunismo se perpetuó y nadie le da la pelea dentro, “en” Venezuela, de forma permanente y hasta que se derribe al dictador y su mafia, salvo los enormes esfuerzos de algunos pocos que no son los de las pantallas de televisión o programas virtuales, que no son “los pide dinero” que ya suman más de cien en redes sociales, haciendo colectas y pedidos para “sus bolsillos” de traición. Esos cobardes y sinvergüenzas van de la mano de otras centenas de “enchufados” que son en realidad “complacientes opositores” pero solo en las redes sociales, que buscan monetizar adhesiones o vistas, miserables delatores y traidores a los que se suman ex ministros o ex autoridades chavistas y de partidos de oposición que gozaron de la tranquilidad garantizada por el gobierno “mientras no miraran ni dijeran nada del gobierno” y eso sí, delatasen a sus compañeros o colegas que daban la pelea; todos esos, que han emigrado luego percibir ilegalmente dinero público o de robar miles de millones de dólares, viven en las zonas más exclusivas de Lima, Bogotá, Panamá, Miami, Madrid, Paris y Barcelona, donde se escondían al principio, pero vaya que se les ve casi a diario en los restaurantes más caros y en viajes millonarios desde donde suben fotografías con sus nuevos Ferrari o yates de paseo por el Mediterráneo.
¿Con esa gente se hace la pelea a Maduro y la gran mafia de los cárteles venezolanos de las drogas, armas, trata de personas, esclavitud laboral “profesional” y delincuencia esparcida por Latinoamérica? ¿Cuántos venezolanos que están supuestamente en el exilio, reciben bonos mensuales del gobierno comunista? ¿No sabían que millones de dólares se esparcen cada mes en “ayudas sociales encubiertas” dentro y fuera de Venezuela? ¿No se sabe acaso que las armas de los “trenes” de Aragua y tantos otros “trenes” se operan desde el SEBIN venezolano o servicio bolivariano de inteligencia? ¿De dónde sacan capital inicial miles de chavistas que viven en Colombia, Ecuador y Perú para poner de la noche a la mañana negocios y comercios? No es del trabajo propio y limpio para invertirlo en pequeños y medianos emprendimientos, sino que sale de bonos sucios, dinero negro del gobierno chavista y como producto de la criminalidad organizada, pero el mundo no observa y prefiere no mirar o tolera esta verdad para evitarse complicaciones. Elija usted su observación.
Hemos llegado al punto en que hay mucha ingenuidad política o hay demasiado compromiso bajo la manga sucia del chavismo que goza de abierta impunidad y encuentra en los enchufados, en los comodines de siempre y en los numerosos traidores a la democracia, la oportunidad “de seguir en lo mismo”. No existe otra opción para develar lo que ocurre con la casi totalidad de los autodefinidos lideres de una oposición temerosa, complaciente, llena de un apetito voraz por “vivir mejor” (ellos y no el pueblo, del que toman su nombre para pedir dinero en el extranjero, como el gobierno, que usa al pueblo en base a subvenciones y beneficencia a cambio de militancia y activismo.
Por eso decimos que Venezuela baila con dos pies chuecos llenos de hongos y le gusta a su gente hacerlo al ritmo del socialismo del siglo XXI. ¿Qué no es así? Seis millones de venezolanos -jóvenes en su casi totalidad-, subvencionan al régimen corrupto de Maduro enviando remesas en forma legal o mediante redes de entrega que cobran enormes porcentajes. ¿Pero si no lo hacen, se van a morir de hambre todos los que se han quedado? ¡Entonces vuelvan y peleen pues! ¡Regresen rápido y no sean mirones esclavos desde lejos, pidiendo que alguien los salve, mientras ustedes venezolanos huidos están riendo con una cerveza en una mano y un arma en la otra, pero un arma que no es para enfrentarse al chavismo, sino para destruir a los que los acogieron!
¿Les duele esta verdad? Lo sabía y exculpo de todo este cuadro descrito a María Corina Machado, que es el único rostro y mensaje, presencia y tenacidad de mujer presente en el campo de batalla, con más aciertos importantes que errores ocasionales, que cualquiera que esté detrás de un muro en la noche, agazapado o esperando vuelo a Madrid, Miami o algún destino lejano de su patria, la Venezuela hermosa que han destruido sin dar la pelea.
Imagen referencial del “emperador” Nicolás Maduro