Por Pavel Rodríguez, periodista venezolano.
Mucha expectativa hubo por lo que pasaría este 10 de enero en Venezuela con la juramentación de Nicolás Maduro como presidente para el período 2019-2025.
La falta de legitimidad que posee el gobierno venezolano ya no es un tema ajeno para nadie. Es bien sabido por todo el mundo que en Venezuela lo que hay es un grupo de delincuentes gobernando.
El venezolano de a pie lo habla, lo vive, lo padece. Para muchos el 10 de enero era el final de la dictadura. Creían que el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, cual vengador, llegaría y haría cosas fantásticas.
Pero no fue así. Maduro juró y sigue siendo el presidente de Venezuela. Nos guste o no. Sin embargo, que no haya pasado lo que queríamos que pasara, no quiere decir que no esté pasando nada.
Conversando con un amigo, este me mostró un texto donde una profesora venezolana Yrabel Estrada hablaba un poco sobre toda esta expectativa que se generó en torno a la juramentación de Maduro y lo que eso causó en la gente.
Ella dice que Venezuela “es hoy como nuestro cuerpo cuando parece que está en reposo. Miles de funciones se están ejecutando y miles de cosas se están haciendo, pero nuestro estado consciente no lo puede ver, simple no es nuestro estado consciente quien las ejecuta”.
Parafraseando un poco lo que decía en este texto, la docente indica que exactamente lo que le pasa a la gente es lo que quiere el gobierno que les pase. Es todo un trabajo psicológico que el régimen maneja a la perfección.
Es decir, todo ese cúmulo de emociones que sentimos los venezolanos, ansiedad, tristeza, desesperanza, desespero, estrés, depresión, etc., es lo que busca exactamente el régimen que sintamos.
Y para qué? Bueno para que seamos vulnerables y débiles y pensemos que no podremos salir de ellos y que Venezuela está perdida.
Repitiendo lo que dije líneas arriba, el hecho de que no pase lo que queremos que pase, no quiere decir que no esté pasando algo.
Si bien es cierto Maduro sigue como presidente y si bien es cierto la Asamblea Nacional venezolana no es la Liga de la Justicia ni Los Vengadores, también es cierto que a partir del 10 de enero de 2019 muchas cosas están pasando.
El gobierno venezolano no es reconocido por más de 20 países. El cerco que se le está haciendo es más alto que el muro que Trump quiere construir.
Diecinueve países de la OEA no reconocen a Maduro como presidente. La Comunidad Europea tampoco. Mercosur hizo lo propio.
Sé que el mundo solo puede hacer diplomacia y retórica, pero, en este momento, solo la política puede sacar a Venezuela de la crisis.
Política nacional e internacional. Negociación, pactos. No es lo que queremos pero es la única vía. No habrá alzamiento militar, no habrá intervención internacional armada.
El 10 de enero de 2019 sirvió para que el mundo viera con qué clase política de oposición cuenta Venezuela. La Asamblea Nacional no es una persona, es un grupo y allí está la solución.
En este sentido, la profesora Estrada sostiene que “este no es el momento para que usted ciudadano común pueda hacer algo para colaborar en la salida de la dictadura, no, no puede, concéntrese en mantenerse vivo y cree contingencias emocionales para evitar que el aparato psicológico de la dictadura lo domine aún más”.
Ante todo esto, que parece complejo pero realmente es un juego de táctica y estrategias, nosotros, los mortales, los de adentro y los de afuera solo podemos vivir, caminar, respirar, soportar, aguantar, ser resilientes.
Y mientras usted vive, “otros están trabajando para que usted pueda tener un mejor país. Es el momento de los estadistas, de las hormigas laboristas, de los pensadores, de los políticos. Este es el momento de los que tomarán el rumbo del país, no es el momento del ciudadano común, es el momento de los hombres y mujeres que han decidido ser el rostro de los nuevos tiempos”, sostiene la docente.
Simplemente vivamos, ese es nuestro mejor movimiento, ya con eso ayudamos más de lo que imaginamos…