Redacción, AICA.- La Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) difundió una “carta fraterna” al término de su 113ª Asamblea Plenaria, en la que advierte que el país vive “un régimen totalitario e inhumano” y denuncia que la crisis se ha convertido en una emergencia humanitaria “moralmente inaceptable”.
Los obispos reconocen “los esfuerzos realizados desde diversas instancias internacionales para atender la situación de Venezuela” y reiteran que “siguen apostando al diálogo sincero y las negociaciones que reúnan las condiciones de respeto a los derechos fundamentales del pueblo venezolano”.
Y apuntan: “Quienes hoy están al frente del gobierno, lo que cuenta no es el bien común sino el interés desmedido de riqueza y poder hegemónico, capaz de resquebrajar todo intento de vivir en auténtica democracia”.
“Vivimos en un régimen totalitario e inhumano en el que se persigue la disidencia política con tortura, represión violenta y asesinatos, a esto se añade la presencia de grupos irregulares bajo la mirada complaciente de las autoridades civiles y militares, la explotación irracional de recursos mineros que destruye amplias extensiones del territorio venezolano, el narcotráfico y la trata de personas”
En otro de los párrafos de la carta, la CEV alerta que la crisis que golpea el país se ha convertido en una emergencia humanitaria “moralmente inaceptable, caracterizada por el menosprecio a la dignidad humana”.
Asimismo, señalan que la crisis social, económica y política que “lejos de superarse, se agrava”, viola el “derecho fundamental a la vida, a la educación, a la salud, a la integridad y al desarrollo”.
La CEV se compromete también a apoyar a todos, especialmente a quienes “pasan hambre, desolación, desatención médica, cárcel por motivos políticos, persecución y maltrato de su dignidad”.
Basados en la Doctrina Social de la Iglesia, reafirma que el “pueblo, con sus diversas expresiones de vida social y cultural, es el auténtico sujeto y protagonista del cambio requerido en Venezuela, así como del desarrollo para enrumbar el país hacia mejores condiciones de vida”.
Los obispos venezolanos agregan que para lograr este cambio es necesario que las personas tengan la mirada puesta en los principios y valores fundamentales, “sin dejarse manipular por quienes quieren comprar su conciencia con dádivas o con falsas promesas y expectativas”.
“Conlleva la unión de esfuerzos, capaz de romper los intereses particulares de personas y grupos, y el surgimiento de un nuevo liderazgo político y social para guiar y acompañar a todos hacia un futuro de dignificación, en la justicia y en la libertad”.
Frente a los últimos acontecimientos de “atropello a la Asamblea Nacional”, los obispos exigen que los miembros de la Fuerzas Armadas se guíen por “la sana conciencia de su deber, sin servir a parcialidades políticas, respetando la dignidad y los derechos de toda la población, como juraron ante Dios y la Patria”.
Además, piden al gobierno de Nicolás Maduro y a la oposición prestar atención a las necesidades de los ciudadanos y valorar “la generosidad y la valentía de quienes han aceptado los riesgos del rescate de una verdadera democracia”.
El episcopado se dirigió igualmente a los venezolanos que han tenido que emigrar del país, a los que animan a no dejar de “expresar su testimonio de fe y caridad brindando su participación en las obras de la sociedad y de la Iglesia”.
“Sean siempre embajadores de la herencia recibida de nuestros antepasados, en especial, el espíritu de solidaridad, la alegría y la fraternidad. Dios los proteja. No olviden a los suyos y sientan nuestra proximidad en la oración y las bendiciones”, agrega.
Finalmente, los obispos agradecen a los diferentes países e Iglesias que acogieron “a quienes han emigrado para poder sentir la solidaridad y la real posibilidad de un trabajo y una condición que les permita vivir y contribuir con su familia que quedó en Venezuela”.
Sin embargo, lamentan las actitudes negativas de algunos venezolanos, “así como su rechazo en diversos pueblos hermanos”, y ruegan “a las naciones que los reciben, prestarles los cuidados y atenciones que les permitan vivir con dignidad, aportando lo que pueden y son capaces de hacer”.
“Nos hacemos eco de los clamores de libertad, justicia y sana convivencia que brotan de los corazones de quienes sufrimos en esta hermosa tierra de gracia. Imploramos la maternal protección de María de Coromoto, celestial patrona de nuestra nación que nos pide hacer lo que su hijo Jesucristo nos dice”, concluyen.+