El artículo 113° de nuestra Constitución Política indica que la Presidencia de la República vaca por los siguientes motivos:
- Muerte del Presidente de la República.
- Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso.
- Aceptación de su renuncia por el Congreso.
- Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del plazo fijado.
- Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en el artículo 117º de la Constitución.
Como sabemos, me queda claro que el ex-presidente Vizcarra fue vacado por el segundo punto de este artículo, es decir, por su permanente incapacidad moral, declarada por el Congreso con el voto de 105 de 130 congresistas, o sea, el 80,7% de sus miembros.
Como sabemos también, porque parece que algunos lo han olvidado, esta porquería de Congreso existe porque el ex-presidente decidió disolver el anterior de manera antojadiza, ilegal y de manera inconstitucional el 30 de septiembre de 2019. Y la mayoría de peruanos lo apoyó y aplaudió. Es decir, gran parte de los impresentables que tenemos en el Parlamento actual están ahí por el berrinche de Martín Vizcarra. Y por supuesto de los que votaron por ellos. Por cuestión de principios yo no asistí a la votación y pagué mi multa.
A inicios de esta semana, El Montonero, un portal de opinión dirigido por Víctor Andrés Ponce, publicó una video columna de Eduardo Zapata, semiólogo y profesor universitario (fue mi profesor de Lengua en la Universidad de Lima), en la que analiza el concepto de incapacidad moral permanente y establece vínculos con la mentira y la traición. En el mismo sostiene que el ex-presidente Vizcarra le mintió sistemáticamente al país en diversos temas vinculados a investigaciones en su contra y concluye que por estas consideraciones la figura constitucional mencionada se aplicó perfectamente a su situación.
Para los que no lo entiendan o no lo quieren entender, el proceso de vacancia por incapacidad moral es un tema político y no judicial, y se encuentra así de vago en nuestras varias constituciones desde el siglo XIX, adrede y a propósito. Les recomiendo leer al constitucionalista Domingo García Belaúnde para entender un poco el tema, en vez de salir a las calles en medio de una pandemia, sin respetar el distanciamiento social, destruyendo monumentos, copiando a los chilenos y llevados de las narices por el Movadef.
Hago entonces una invocación a las personas que salen a manifestarse con todo derecho, a los social-confusos, y sobretodo a esa gran cantidad de infiltrados comunistas que piden una nueva constitución, para que lean, se eduquen y se instruyan, antes de hacer las tonterías que vienen haciendo. Los cuatro procesos de vacancia que se han planteado en este período 2016-2021 se han dado simplemente porque el Poder Ejecutivo no tenía una presencia importante en el Congreso (Caso PPK) o porque simplemente Vizcarra no la tenía, salvo que consideremos a su banca de suplentes, el Partido Morado.
En la video columna, que adjunto, el profesor Zapata, como lingüista, no como político, hace un interesante paralelo de la coyuntura actual con La Divina Comedia, la obra maestra de Dante Alighieri, escrita en el siglo XIV, antes de que Cristóbal Colón descubriera América, en la cual narra que el Infierno está dividido en nueve círculos.
Alighieri menciona en su poema que los mentirosos y los traidores se ubican en el octavo y noveno círculo del infierno, es decir, en lo más bajo.
Debe quedarnos claro entonces que la mentira y la traición son categorías morales y que el ex-presidente Vizcarra traicionó y mintió de manera sistemática y permanente.
Martín Vizcarra traicionó a Pedro Pablo Kuczynski con la complicidad del fujimorismo y de su ex-primer ministro César Villanueva, hoy con prisión domiciliaria por sus nexos con Odebrecht. Traicionó a los peruanos con el cierre inconstitucional del Congreso. Prometió y mintió sobre la inauguración de 1.000 colegios y 80 hospitales y por supuesto con el tema de las Tablet. Mintió y sigue mintiendo acerca de sus cochinadas como gobernador de Moquegua, de sus relaciones con ICCGSA, Obrainsa, Antonio Camayo, José Hernández y los otros que pudieran aparecer en el proceso judicial. Nos mintió de manera escandalosa con las cifras de la pandemia. Ni mencionar el tema Richard Swing y los audios publicados buscando una estrategia para borrar pruebas con su pobre círculo cercano de impresentables.
Bien vacado el ex-presidente. Vizcarra es un traidor y un mentiroso recurrente y tendrá que ser juzgado y sentenciado. Y si no les gusta el presidente encargado que tenemos ahora, de manera absolutamente constitucional, usen el cerebro y no el hígado antes de votar la próxima vez.
¿Esta es la situación que queríamos para el país? Definitivamente no y debemos estar siendo vistos por el resto del mundo como una republiqueta bananera. Pero mantener a un traidor y mentiroso en la presidencia hasta el 28 de julio era inaceptable. Sé que a muchos no nos gusta Manuel Merino, que pueda no representarnos, pero la Constitución se respeta. Merino no vacó a Vizcarra, fueron los votos de 105 congresistas elegidos por todos los peruanos y a falta de vicepresidentes, era el presidente del Congreso quien se tenía que hacer cargo.
Ahora, en esta situación de grave crisis, donde la mayoría de ministros ha renunciado debido a las muertes ocurridas en las manifestaciones y en los medios y calles se ha pedido la cabeza de Manuel Merino, ha tocado al Congreso recomponer su Mesa Directiva y nombrar a quien se encargue de la presidencia del país hasta el 28 de julio. Esta persona, Francisco Sagasti, obviamente debe tener la aceptación de todos, pero ¿Cómo saberlo?… aunque resulta difícil ante tanta mediocridad en el Parlamento.
Siento mucha pena por mi país.