Si las tendencias del teatro del absurdo siguen, la destrucción de todo concepto e idea sobre Democracia habrá llegado a su fin, al exterminio que las izquierdas del odio y toda esa mafia que la componen, han ido estructurando a lo largo del tiempo. Y es que la manipuladora y suicida “reforma política” que viene desde hace muchos gobiernos claramente influenciados por académicos ignorantes de la realidad nacional y sus círculos de seudo intelectuales, periodistas agitadores y activistas de las opiniones militantes, están produciendo “decenas de bandas electorales” en las que cada una de ellas se juegan la oportunidad de hacer dinero fácil e informal, ofertando espacios legales en las listas de candidatos de sus partidos, ya sea a la presidencia de la república, a la Cámara de Diputados, al Senado o a los 25 gobiernos regionales y cerca de dos mil municipalidades provinciales y distritales.
Hablamos de cientos de candidatos acompañados de otros cientos de candidatos partidarios en sus listas (asambleístas regionales, regidores municipales) que suman alrededor de quince mil personas por cada partido y ellos, de ser elegidos, son los que destruirán la vida de millones de peruanos aprobando leyes, reglamentos y un sinfín de normas de todo calibre y daño para el país, pero no para ellos, para sus entornos, no para sus oscuros bolsillos desde donde germina la corrupción y se constitucionaliza la impunidad.
Y como producto derivado de esa terrible realidad, ni una sola respuesta política nacional se levanta como alternativa popular de gobierno nacional, no se revela o trasciende una sola voz que sea “eco del pueblo, rostro de todos y mirada de muchos”. Solamente aparecen en los programas farandulo-políticos, unos advenedizos mostrando sonrisas, fingidas y muchos cadáveres, creyéndose inspiración de vida y sangre nueva.
No se ven rostros decentes, no se escuchan voces honestas, no se reclama por esas ausencias porque la gente está cansada, aburrida, decepcionada. Mantener a la gente desinformada, dividida y demasiado cansada para organizarse políticamente frente a las múltiples máscaras de las izquierdas del odio, es un proyecto del statu quo caviar, que teme perder el poder que aún le queda, después de décadas de control del Estado
De los treinta y cinco “nuevos partidos políticos” con partida electoral aprobada por el desprestigiado Jurado Nacional de Elecciones (JNE), ni uno demuestra organización y dirigentes nacionales, ideas de gobierno y propuestas de soluciones sectoriales. Ni siquiera tienen estructuras para sostenerse. No entienden -o lo saben pero se callan por interés mercantilista- que un partido no es una persona que pone dinero o lo consigue de su entorno para robar y hacer que roben sus “fans”.
La realidad: Ese es el país que nos está ahorcando y no nos angustia la asfixia, según parece.