escrito hace dos años, lo vuelvo a firmar.
Estuve nuevamente en Chile y me sorprendí otra vez con el discurso de las izquierdas que justifican al terrorismo que amenaza con frecuencia a La Araucanía, tratando de explicarlo como un fenómeno de violencia rural, desborde popular o conflicto de intereses por la ocupación de tierras que eran propiedad de algunas Comunidades.
En verdad no quisiera tocar este tema –ya bastante me atacó en Chile un ex Senador y ex presidente de un partido que consideré alguna vez democrático y cristiano- pero como uno aprecia y honra la amistad de una Nación que lo acoge siempre con cariño y respeto, considero mi deber dar estas opiniones y tal vez, algunos consejos.
Asesinar, quemar vivos a dos ancianos dentro de su vivienda, escuchando sus gritos desgarradores pidiendo ayuda, es terrorismo, significa la cobardía más abominable que usando discursos políticos se hace contra un ser humano, peor si es indefenso por la edad.
Cuando escucho la conversación angustiosa – en medio del fuego que consume su hogar- que esta pareja de viejos honestos hacen con la Policía local, se me conmueve el alma, me hiere el corazón.
Unos cobardes terroristas cercaron la casa con disparos, sabiendo que ellos estaban dentro. Y luego lanzaron artefactos incendiarios mientras veían consumir el esfuerzo de esta familia, destruyendo sus vidas, llevando a cenizas todo.
Lo mismo pasa con frecuencia con otras personas, pequeños empresarios o gente sencilla que vive de su trabajo diario. Les queman sus propiedades, destruyen sus máquinas, incendian sus vehículos, los atormentan con disparos en la noche y hasta los Carabineros son blanco de esos criminales cuya denominación es una sola, terroristas.
Que existe una relación con las FARC de Colombia o remanentes del MRTA de Perú es verdad, no puedo dudar de ello. Son las mismas tácticas, la misma miseria de la hostilización, robo y ataques en la noche, a escondidas al principio, tapados en sus rostros luego. Esa cobardía no es conflicto rural, no es violencia ecologista, eso se llama terrorismo.
Chile sufre en una hermosa región el avasallamiento del terrorismo. Chile levanta su voz y nosotros también acompañamos esa expresión de alerta.
Si no le gusta mi opinión a los terroristas o a sus defensores en algunas ONG o colectivos políticos, no me interesa. Estoy solidarizándome con las víctimas, no con los asesinos, jamás con los terroristas.