Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo de Piura en el norte del Perú, una de las regiones más afectadas por el coronavirus, invocó a la unidad entre las autoridades nacionales y locales para afrontar la emergencia del COVID-19.
“Vuelvo a invocar la unidad de todas las autoridades para que trabajen de manera concertada y se apoyen todas las iniciativas buenas vengan de quien sea. Que se deje de lado cualquier agenda política personal. Lo que interesa es enfrentar juntos este flagelo del coronavirus”, dijo el Prelado peruano en entrevista concedida al diario El Tiempo.
Los casos de coronavirus en Perú están cercanos a los 180 mil mientras que los fallecidos han subido a 4.894. Piura ocupa el cuarto puesto entre los departamentos más afectados con 7.890 casos y 538 fallecidos.
El sistema de salud ya ha colapsado y el Colegio Médico local ha pedido que se declare a Piura como zona de desastre, algo que aún no ha ocurrido.
En estos días, según informa el diario El Tiempo, se puede ver en las calles largas colas de personas que intentan cobrar el bono que ofrece el Estado para los más pobres, o en las farmacias buscando medicinas. También se ha comenzado a ver a migrantes venezolanos pidiendo limosna en el centro de la ciudad de Piura.
En la entrevista del 3 de junio, el Arzobispo pidió al gobernador de Piura, Servando García Correa, “que se deje ayudar. Él es quien debe liderar porque es la autoridad. Debe liderar dejándose ayudar y haciendo que otros se sumen. Hay que apoyar cualquier iniciativa buena, no importa de donde venga, sin ningún tipo de recelo o de envidia”.
Mons. Eguren explicó que “la Iglesia participa activamente en el colectivo cívico ‘Por el respeto que se merece la región Piura’. A solicitud del Gobierno Regional, se le alcanzaron hasta 10 propuestas para proveer a Piura de medicinas, equipos personales de protección, oxígeno y de otros implementos”.
“Lamentablemente –continuó– el colectivo no recibió hasta el día 27 de mayo, en que ya decidimos de dejar de presentar propuestas, ninguna respuesta positiva o negativa a las propuestas que habíamos conseguido en el mercado nacional e internacional”.
El Prelado dijo además que “el pueblo está sufriendo mucho y que hay que actuar con un poco más de reflejos y celeridad. Tenemos que dar testimonio de unidad. Una muestra de esto es la propuesta de este nuevo hospital de contención para 200 camas y 100 con asistencia de oxígeno directo”.
Este proyecto, resaltó el Arzobispo, permitiría que se unan “la Municipalidad de Piura con el terreno, el Gobierno Regional que va a gerenciar este hospital a través de su Diresa, el gobierno nacional que lo va a financiar a través de la Autoridad para la Reconstrucción y los empresarios piuranos que van a financiar el isotanque y la compra de oxígeno. El Arzobispado entregará víveres a las familias que tengan un familiar internado. Esos son las señales de unidad que Piura necesita”.
Sobre la reciente visita a Piura del primer ministro Vicente Zeballos, Mons. Eguren expresó su satisfacción, pero indicó que “es una pena que llegue después de 75 días de estado de emergencia, para recién tomar consciencia de la triste realidad de Piura. Reitero que el Estado tiene una deuda de salud pública con la región de larga data; ya es hora que el gobierno nacional comience a cumplir”.
El Prelado dijo que el Gobierno central debe dar “una mayor atención como lo han hecho con Iquitos. Ahora le toca a Piura y Tumbes que está en una situación similar. Esa misma atención que ha logrado que en Iquitos se reduzca el avance del COVID en más de 60%. Enviaron médicos, oxígeno, medicinas, equipos personales de protección, pruebas rápidas y moleculares. Han revertido la crisis y sobre todo con el programa de medicina oportuna”.
El 1 de junio, el primer ministro Vicente Zeballos llegó a la zona con una extensa comitiva para dialogar con las autoridades locales y ver las medidas necesarias para hacer frente a la emergencia.
El Arzobispo de Piura también explicó que “el colectivo en el cual la Iglesia está participando ha conseguido cosas importantes como el isotanque para el [hospital] Santa Rosa, una donación de 30 mil mascarillas KN-95 que hemos distribuido en los centros hospitalarios. Estamos donando medicinas para los enfermos. No estamos de brazos cruzados y tampoco la Iglesia lo está. Ustedes son testigos”.