El aliento natural de las izquierdas en sus caras tristes y pasos atolondrados, es casi siempre el siguiente proceso electoral, el que siga en el orden secuencial y constitucional -lo normal-, o el que se pretenda imponer mediante revueltas, caos, desorden, luchas políticas y “estallidos extremistas” que se convierten en expresiones de una sociedad en permanente descomposición -lo irregular-. A las izquierdas no les apetece, no les alimenta la democracia, por el contrario les ocasiona escozor, irritación a la médula, una gastritis neuronal irreversible.
No se reconoce a una sola persona como líder o dirigente convocante o representativo de las izquierdas, porque siguen dividiéndose más y más, y de esa revolución interna (que no la aceptan cuando de ellos se trata) no surge nada como propuesta popular, ni nadie de consenso nacional. No son, no pueden ser en consecuencia y por imprudencia, una alternativa nacional de gobierno popular y por eso, se hieren, se maltratan a diario, se acusan y se entorpecen para salir en la foto de lo que sea, cuando sea, por lo que sea; no les importa, es el protagonismo de los ausentes lo que los marca y marcados quedan, en la nada.
Las izquierdas peruanas, siguen sin perspectivas, carentes de discurso y de agenda. Por eso, ahora se han dedicado a “jalar rostros magullados” de algo así como “los caviares cercanos”, “los progres alejados que no brillan en el centro o la centro derecha”, los “ex ministros, ex alcaldes, ex gobernadres regionales, ex funcionarios de cualquier gobierno”… lo que sea, cuando sea (nunca olviden esa frase) y es así que las noticias nos dicen, en renglón final, de algunas nuevas alianzas contra natura entre desnaturalizadas que viven de consultorías, asesorías y oenegerías.
Las izquierdas no aman al Perú, se sacuden de la peruanidad, son fieles al pensamiento marxista que un idiota confundido o un renegado criminal enarbolan para imponer modelos y sistemas de gobierno que no sirven en democracia, porque destruyen naciones y sociedades, familias e individuos. Las izquierdas matan, aniquilan, arrasan, complotan, exterminan…son lo peor y a lo peor, tenemos que denunciarlo porque de lo contrario, seguirán esparciendo su veneno mortal.
Un país que quiere recuperar la fuerza del camino de la democracia en Libertad, tiene el deber de estar unido frente a las pretensiones de los extremistas de las izquierdas del odio, que se presentan como algo “justo”, pero en cuya interioridad esconden lo que hará más injusto subsistir, en lugar de vivir en paz y en dignidad.