“Una veredita alegre, con luz de luna o de sol…” así le puso emoción a la música Chabuca Granda, un tres de setiembre que nació para cantarle al Perú, inspiración de vida eterna.
Por eso, en el centenario de Chabuca, esas letras y el acorde de las guitarras suenan sobre la vida de una nación rendida a la hermosura de su voz y la elegancia de su talento.
“Llegó rasgando cielos, luz y vientos…Llegó hasta ti de todos tus caminos”
De encanto y canto del alma, fluyen sus notas y la música se torna himno en la palabra, hasta adornar después de la última, una sola frase: “Te amo Perú”
Y de esas letras, tan llenas de patria y olor a tierra nuestra, a pesar del alma herida y el corazón sufriente, hay una muy fuerte, que habla así:
Llegó, llegó la tarde de responderle al amo,
tiene ansiedad de tragedia por mi muerte o por mi vida;
se le salta el corazón de despedida,
de trofeo, de emoción, por mi muerte o por mi vida.
Quítame gallero trabas, para reñir fui criado,
tengo la caña cuadrada y el pecho muy levantado.
Ten fe en mi casta, gallero, que soy de buena camada,
deja ya de acariciarme y quítame gallero trabas.
Nací, crecí esperando el reto, muerte o victoria.
Ya la mirada del amo y el galpón me están gritando,
se me angustia la ansiedad con el coraje
y aquel adiós protector del gallero en el plumaje.
Que soy un gallito fino ¡quiquiriquí!
De buena camada, tengo orgullo de mi casta
y de aquel que me criara.
Que soy un gallazo fiero, de aquellos de vez en cuando,
que quiere vivir venciendo o se ha de morir matando.
“Que quiere vivir venciendo, o se ha de morir matando” es un mensaje tremendo, lleno de heroicidad, sólo para valientes, para los dueños del corazón, para los que no se detienen y conquistan, para los que no se callan y cantan, como en una revolución por la Libertad.
Chabuca no tiene página web, sólo Memoria; Chabuca no está en las redes sociales, sino en el corazón de un país que nunca olvida lo que le inspira: “Ese constante hacer un alguien de algo, ese afán de castillos en el aire, ese arar en el mar de los ensueños, ese eterno soñar”
A pesar del tiempo y el olvido –país que se olvida, la memoria se lo recuerda-, Chabuca se canta en los jóvenes y los viejos mazamorreros, en las casas y los barrios que aún hacen peñas y unen cucharas y cajón en alamedas y cinco esquinas, sobre los Barrios Altos donde se despeja desde abajo, como un criollo, o dos o muchos más.
Chabuca es Miraflores y San Juan de Miraflores, es el Rímac y Los Olivos, Callao y Ventanilla, es de donde eres, de donde estás y adónde vas.
Cien años y se escucha, cien años y se canta, cien años y compone la mejor música, la peruana Chabuca Granda, siempre la más grande.